Adam Smith – Traducido de Wikipedia el 01/10/17

Adam Smith (Miembro de la Real Sociedad de Arte) (16 de junio de 1723 – 17 de julio de 1790) fue un economista, filósofo y autor escocés. Fue un filósofo moral, un pionero de la economía política, y una figura clave durante la Era Escocesa de la Ilustración. Es más conocido por dos trabajos clásicos: La Teoría de los Sentimientos Morales (1759) y Una Investigación sobre la Naturaleza de la Riqueza de las Naciones (1776). Éste último, usualmente se abrevia como La Riqueza de las Naciones, es la obra magna y la primera obra moderna de economía.

Smith estudió Filosofía Social en la Universidad de Glasgow y en la Facultad Balliol de Oxford, donde fue uno de los primeros estudiantes en beneficiarse de becas del escocés John Snell. Después de graduarse, dio varias conferencias en Edimburgo, llevándole a colaborar con David Hume durante la Ilustración Escocesa. Smith obtuvo una cátedra en Glasgow enseñando Filosofía Moral y durante este tiempo escribió y publicó La Teoria de los Sentimientos Morales. Al final de su vida, fue tutor lo que le permitió viajar a través de Europa, donde conoció a otros líderes intelectuales de esos días.

Smith plantó los cimientos de la teoría económica clásica del libre mercado. La Riqueza de las Naciones fue precursor de la moderna disciplina académica de la economía. En éste y en otros trabajos desarrolló el concepto de la división del trabajo, y explicó cómo el interés propio y la competencia pueden llevar a la prosperidad económica. Smith fue controvertido en su tiempo y su estilo fue satirizado por los escritores Tories en la tradición moralista de William Hogarth y de Johathan Swift. En 2005, La riqueza de las Naciones fue nominado como uno de los cien mejores libros escoceses de todos los tiempos. El asteroide 12838 Admasmith fue llamado así por él.

Biografía

Primeros años

Smith nació en Kirkcaldy, en el Condado de Fife, Escocia. Su padre, también Adam Smith, fue un abogado y fiscal escocés y también fue auditor de Aduana en Kirkcaldy. En 1720 se casó con Margaret Douglas, hija del terrateniente Robert Douglas de Strathendry, también en Fife. Su padre murió dos meses antes de que naciera, dejando a su madre viuda. El día en que se bautizó Smith en la Iglesia de Escocia en Kirkcaldy fue el 5 de junio de 1723, y ha sido a menudo tratado como si fuera el día de su nacimiento, que es desconocido. Aunque son conocidas pocas cosas de la infancia de Smith, el periodista escocés John Rae, el biógrafo de Smith, dice que Smith fue secuestrado por gitanos cuando tenía tres años y liberado cuando fueron a rescatarlo. Smith fue muy cercano a su madre, quien probablemente lo animó a seguir sus ambiciones académicas. Fue a la Escuela Burgh de Kirkcaldy -una de las mejores escuelas de secundaria de Escocia en ese período -desde 1729 a 1737, aprendió latín, matemáticas, historia y escritura.

Educación formal

Smith entró en la Universidad de Glasgow cuando tenía catorce años y estudió filosofía moral con Francis Hutcheson. Aquí, Smith desarrollo su pasión por la libertad, la razón y la libertad de expresión. En 1740 Smith era el graduado presentado para hacer estudios de postgrado en la Facultad Balliol, Oxford, con la Exhibición Snell.

Adam Smith consideró impartir clases en Glasgow pero dio clases en Oxford donde encontró a la intelectualidad de la época. En el capítulo II del libro V de La Riqueza de las Naciones, Smith escribió: “En la Universidad de Oxford, la mayoría de los profesores habían dejado de enseñar”. Se dice que Smith se quejó a sus amigos de que los funcionarios lo descubrieron una vez leyendo una copia del Tratado de la Naturaleza Humana de David Hume, y confiscaron el libro y lo castigaron severamente por leerlo. Según William Robert Scott, “El Oxford de la época de Smith le ayudó poco con lo que iba a ser su trabajo”. Sin embargo, Smith aprovechó la oportunidad de impartir clases sobre varias materias leyendo muchos libros de las estanterías de la gran Biblioteca Bodleian. Cuando Smith no estaba estudiando, su vida en Oxford no fue fácil, según sus cartas. Cerca del fin de los años que pasó allí, Smith empezó a sufrir de temblores, probablemente los síntomas de una crisis nerviosa. Dejó la Universidad de Oxford en 1746, antes de que su beca terminara.

En el libro V de La Riqueza de las Naciones, aparecían comentarios de Smith sobre la poca calidad de la enseñanza y la escasa actividad intelectual en las universidades inglesas, cuando se comparaba con las escocesas. Él atribuyó esto a las ricas donaciones de las facultades de Oxford y Cambridge, que hizo que los ingresos de los profesores fueran independientes de sus habilidades para atraer estudiantes y al hecho de que distinguidos hombres de letras podían tener una vida más confortable como pastores de la Iglesia de Inglaterra.

El descontento de Adam Smith en Oxford podría deberse, en parte, a la ausencia de su querido profesor en Galsgow, Francis Hutcheson. Hutcheson fue uno de los conferenciantes más importantes de la Universidad de Glasgow, en sus días, y ganó la aprobación de estudiantes, colegas e incluso de los residentes ordinarios por el fervor y la franqueza de sus discursos (que a veces abría al público). Sus conferencias no intentaban solamente enseñar filosofía sino hacer que sus estudiantes fueran un ejemplo de la filosofía en sus vidas, adquiriendo apropiadamente el epíteto, “el predicador de filosofía”. A diferencia de Smith, Hutcheson no era un constructor de un sistema, fue su personalidad magnética y su método de dar conferencias lo que influyó en sus estudiantes y causó reverencia al referirse a él como “el imborrable Hutcheson” -un título que Smith en toda su correspondencia usó para describir solamente a dos personas, a su buen amigo David Hume y a su influyente mentor Francis Hutcheson.

Carrera como profesor

Smith empezó a dar conferencias públicas en 1748 en Edimburgo, patrocinado por la Sociedad Filosófica de Edimburgo con el apoyo de Lord Kames. Los temas de sus conferencias incluyen la retórica y las bellas letras, y más tarde “el progreso de la opulencia”. Sobre este último tema expuso su filosofía económica de “el sistema obvio y simple de la libertad natural”. Aunque Smith no era un experto en las exposiciones públicas, sus conferencias tenían éxito.

En 1750, conoció al filósofo David Hume, que fue su superior durante más de una década. En sus escritos, que cubrían historia, política, filosofía, economía y religión, Smith y Hume compartían más vínculos intelectuales y personales que con otras importantes figuras de la Ilustración Escocesa.

En 1751, Smith consiguió una cátedra en la Universidad de Glasgow dando cursos de lógica, y en 1752 fue elegido miembro de la Sociedad Filosófica de Edimburgo, entrando gracias a Lord Kames. Cuando el jefe de Filosofía Moral en Galsgow murió el año siguiente, Smith lo relevó. Trabajó como académico los siguientes trece años, y Smith dijo que este período fue “de lejos, el más útil, el más feliz y el más honorable de su vida”.

Smith publicó La Teoría de los Sentimientos Morales en 1759, conteniendo algunas de sus conferencias en Glasgow. Este trabajo se refiere a cómo la moral humana depende de la simpatía entre el agente y el espectador, o el individuo y otros miembros de la sociedad. Smith definió la “simpatía mutua” como la base de los sentimientos morales. Basó su explicación, no en un “sentido moral” especial como habían hecho el Tercer Lord Shaftesbury y Hutcheson, no en la utilidad como hizo Hume, sino en simpatía mutua, un término mejor capturado en la moderna manera de hablar por el concepto de la empatía del siglo XX, la capacidad de reconocer sentimientos que son experimentados por otros seres.

Después de la publicación de La Teoría de los Sentimientos Morales, Smith se hizo tan popular que muchos ricos estudiantes dejaron sus facultades en otros países para matricularse en Glasgow para aprender con Smith. Después de la publicación de la Teoría de los Sentimientos Morales, Smith empezó a dar más atención a la jurisprudencia y a la economia en sus conferencias y menos en sus teoría morales.

En 1762, la Universidad de Glasgow concedió a Smith el título de Doctor en Leyes. A finales de 1763, tuvo una oferta de Charles Townshend -que había sido presentado a Smith por David Hume- para ser tutor de su hijastro, Henry Scott, el joven Duque de Buccleuch. Smith entonces dimitió de su cátedra para ser tutor. Posteriormente intentó devolver el dinero que había recaudado de sus estudiantes porque dimitió a mediados del trimestre, pero sus estudiantes rehusaron.

Tutoría y viajes

El trabajo de tutor de Smith conllevaba viajar por Europa con Scott, durante ese tiempo educó a Scott en una variedad de materias -como un abrillantador. Se le pagaban 300 libras al año (más gastos) además de 300 libras al año de pensión; más o menos el doble de sus ingresos como profesor. Smith viajó primero como tutor a Toulouse, Francia, donde estuvo un año y medio. Según sus propias palabras, encontró a Toulouse aburrida, habiendo escrito a Hume que él “había empezado a escribir un libro para matar el tiempo”. Después de viajar por el sur de Francia, el grupo se trasladó a Génova, donde Smith conoció al filósofo Voltaire.

Desde Génova, se trasladaron a París. Aquí, Smith, empezó a conocer varios grandes líderes intelectuales de esos momentos; teniendo un efecto, invariablemente, en sus futuros trabajos. Esta lista incluye a: Benjamin Franklin, Turgot, Jean D'Alembert, André Morellet, Helvétius y, principalmente, a Quesnay, la cabeza de la Escuela Fisiocrática. Tan impresionado con sus ideas, Smith consideró dedicarle “La Riqueza de las Naciones” a él no habiendo muerto aún Quesnay. Los fisiócratyas se oponían al Mercantilismo, la teoría económica dominante en esos momentos. Ilustrada en su lema “¡Dejar hacer y dejar pasar, el mundo funciona por él mismo!. También habían declarado que sólo la actividad agrícola producía una riqueza real; los comerciales y los industriales (fabricantes) no. Esto, sin embargo, no representó su verdadera escuela de pensamiento, pero fue una mera “cortina de humo” creada para ocultar su crítica real de la nobleza y de la iglesia; diciendo que ellos constituían los únicos verdaderos clientes de los comerciantes.

La riqueza de Francia fue virtualmente destruída por Luis XIV y Luis XV en guerras ruinosas, ayudando a los insurgentes americanos contra Gran Bretaña, y quizás más destructivo (en términos de las percepciones de la gente) era lo que era visto como excesivo consumo de bienes y servicios que no tenían una contribución económica -trabajo improductivo. Asumiendo que la nobleza y la iglesia son los esenciales detractores del crecimiento económico, el sistema feudal de la agricultura en Francia era el único sector importante para mantener la riqueza de la nación. Dado que la economía inglesa de esos días daba paso a una distribución de la renta que contrastaba con la que existía en Francia, Smith concluyó que las enseñanzas y las creencias de los fisiócratas eran “con todas sus imperfecciones, quizás, la aproximación más cercana a la verdad que había sido publicada sobre la materia de la política económica”. La distinción entre trabajo productivo y trabajo improductivo -que los fisiócratas clasificaban como estéril- fue un tema predominante en el desarrollo y el entendimiento de lo que se convertirían en la teoría económica clásica.

Últimos años

En 1766, el hermano menor de Henry Scott murió en París, y la gira de Smith como tutor terminó poco más tarde. Smith volvió a casa ese año a Kirkcaldy, y se dedicó la mayoría de los siguientes años a su obra prima. Allí se hizo amigo de Henry Moyes, un joven ciego que mostraba actitudes precoces. Además de enseñar a Moyes, Smith se aseguró el patrocinio de David Hume y Thomas Reid en la educación del joven. En mayo de 1773, Smith fue elegido miembro de la Real Sociedad de Londres, y fue elegido miembro del Club Literario en 1775. La Riqueza de las Naciones fue publicada en 1776, y fue un éxito inmediato, vendiendo su primera edición en sólo seis meses.

En 1778, Smith fue designado a un puesto de inspector de aduanas en Escocia y se fue a vivir con su madre en Panmure House en Canongate de Edimbrugo. Cinco años más tarde, como miembro de la Sociedad Filosófica de Edimburgo, cuando recibió su acta constitutiva, él automáticamente se convirtió en uno de los miembros fundadores de la Real Sociedad de Edimburgo, y, desde 1787 hasta 1789, ocupó el puesto honorífico de Lord Rector de la Universidad de Glasgow. Murió en el ala norte de Panmure House en Edimburgo el 17 de julio de 1790 después de una dolorosa enfermedad y fue enterrado en la iglesia presgiteriana de Canongate. En la cama en la que murió, Smith se quejó de no haber logrado hacer más cosas.

Los albaceas testamentarios literarios de Smith eran dos amigos del mundo de la academia escocesa: el físico y químico Joseph Black y el geologista pionero James Hutton. Smith dejó muchas notas y algún material que no había sido publicado, pero dio instrucciones de destruir cualquier cosa que no reuniera las condiciones mínimas para ser publicada. Mencionó un libro que no había sido publicado Historia de la Astronomía como publicable, y apareció en 1795, además de otro material como Ensayo de las Materias Filosóficas.

La biblioteca de Smith fue, por su testamento, a David Douglas, Lord Reston (hijo de su primo el Coronel Robert Douglas de Strathendry, Fife), que vivió con Smith. Finalmente fue dividida entre sus dos hijos, Cecilia Margaret (la señora Cunningham) y David Anne (la señora Bannerman). A la muerte de su marido, el reverendo W.B. Cunninghan de Prestonpans en 1878, la señora Cunninghan vendió algunos de los libros. Los que quedaron, pasaron a su hijo, el profesor Robert Oliver Cunninghan de la Facultad Queen, Belfast, que regaló una parte a la biblioteca de la Facultad Queen. Después de su muerte, los libros que quedaban fueron vendidos. A la muerte de la señora Bannerman en 1879 su porción de la librería fue intacta al New College (de la Iglesia Libre), Edimburgo.

Personalidad y creencias

Personaje

No se conoce mucho sobre los puntos de vista personales de Smith más allá de los que puede deducirse de sus artículos publicados. Sus papeles personales fueron destruidos después de su muerte a petición suya. Nunca se casó, y parece haber mantenido una estrecha relación con su madre, con la que vivió después de su retorno de Francia y que murió seis años antes de su propia muerte.

Smith fue descrito por varios de sus biógrafos contemporáneos como cómicamente distraído, con hábitos peculiares de pronunciación y andares y una sonrisa “de bondad inexpresiva”. Se dice que hablaba consigo mismo, un hábito que empezó durante su infancia cuando sonreía en conversación con compañeros invisibles. Tuvo también ratos ocasionales de enfermedad imaginaria, y se dice que tenía libros y papeles puestos en altos montones en su estudio. Según una historia, Smith llevo a Charles Townshend a una visita a una fábrica de tostado, y, durante una discusión sobre el libre comercio, Smith cayó a un enorme hoyo de tostado del que necesitó ayuda para escapar. También se dice que había puesto pan y mantequilla en una tetera, había bebido la cocción y había declarado que era la peor taza de té que había tomado en su vida. Según otro relato, Smith, distraidamente, salió con su camisón y terminó a 24 kilómetros de su ciudad, antes de que las campanas de una iglesia cercana lo devolvieran a la realidad.

James Boswell, que era estudiante de Smith en la Universidad de Glasgow, y que más tarde los conoció en el Club Literario, dice que Smith pensaba que hablar sobre sus ideas en conversación podía reducir las ventas de sus libros y, por eso, su conversación era mediocre. Según Boswell, le dijo una vez a Sir Joshua Reynolds que “había creado una regla de no hablar en compañía de lo que entendía”.

Smith ha sido descrito alternativamente como alguien que “tenía una gran naríz, ojos saltones, una saliente y baja oreja, un tic nervioso y un defecto al hablar” y como alguien cuya “expresión era varonil y agradable”. Se dice que Smith conocía sobre su presencia, diciendo “no soy un pretendiente excepto en mis libros”. Smith raramente se hacía retratos por lo que casi todas las representaciones de él creadas durante su vida fueron pintadas de memoria. Los cuadros más conocidos de Smith son el perfil de James Tassie y dos grabados de John Kay. El grabado producido para las cubiertas de las reimpresiones del siglo XIX de La Riqueza de las Naciones estaban basados en el medallón Tassie.

Puntos de vista sobre la religión

Ha habido un importante debate académico sobre la naturaleza de los puntos de vista de Smith respecto a la religión. El padre de Smith había mostrado un gran interés en el Cristianismo y pertenecía a la rama moderada de la Iglesia de Escocia. El hecho de que Adam Smith Recibió el Snell Exhibition sugiere que él puede haber ido a Oxford con la intención de hacer una carrera en la Iglesia de Inglaterra.

El economista angloamericano Ronald Coase había cuestionado el punto de vista de que Smith era un deísta, basado en el hecho de que los escritos de Smith nunca invocan explicitamente a Dios como una explicación de las armonías de los mundos de la naturaleza o de los humanos. Según coase, aunque Smith se refiere, a veces, al “Gran Arquitecto del Universo”, los académicos posteriores tomo Jacob Viner han “exagerado la afirmación de que Smith estaba comprometido con la creencia de un Dios personal”, una creencia de la que Coase encuentra pocas pruebas en textos como en La Riqueza de las Naciones en el que Smith escribe que la curiosidad de la humanidad acerca del “gran fenómeno de la naturaleza”, tales como “la generación, la vida, el crecimiento y la desintegración de las plantas y de los animales” ha llevado al hombre a “estudiar las causas” y que “el primer intento de la superstición a satisfacer esta curiosidad refiriéndose a todas esas maravillosas apariencias a los dioses. La Filosofía después se empeñó en contar con ellas, de causas más familiares o desde las que la humanidad conocía más que por los dioses”

Otros autores dicen que la filosofía social y económica de Smith es inherentemente teológica y que ese modelo del orden social es lógicamente dependiente de la noción de la acción de Dios en la naturaleza.

Smith fue también gran amigo y, más tarde, albacea testamentario de David Hume, que fue caracterizado como ateo. La publicación en 1777 de la carta de Smith a William Strahan, en la cual describía el valor de Hume cara a la muerte a pesar de su irreligiosidad, atrajo una considerable controversia.

Obras publicadas

La Teoría de los Sentimientos Morales

En 1759, Smith publicó su primera obra, La Teoría de los Sentimientos Morales, vendida por los editores Andrew Millar de Londres y Alexander Kincaid de Edimburgo. Smith continuó haciendo revisiones extensivas del libro hasta su muerte. Aunque La Riqueza de las Naciones es vista como la obra más influyente de Smith, se dice que el mismo Smith consideraba que La Teoría de los Sentimientos Morales era una obra superior.

En la obra, Smith examina críticamente el pensamiento moral de su tiempo, y sugiera que la conciencia surge de relaciones sociales dinámicas e interactivas a través de la cual la gente busca “mutua simpatía de sentimientos”. Su meta al escribir el libro era explicar la fuente de la capacidad de la humanidad de juzgar moralmente, dado que la gente empieza la vida sin sentimientos morales. Smith propone una teoría de la simpatía, en el cual el acto de observar a otros y ver los juicies que ellos forman de los otros y de uno mismo hace a la gente consciente de ellos mismos de cómo los otros perciben su comportamiento. La información de retorno que recibimos de percibir (o imaginar) los juicios de otros crea un incentivo para alcanzar la “mutua simpatía de sentimientos” con ellos y lleva a la gente a desarrollar hábitos, y principios de comportamiento que constituyen la consciencia de uno.

Algunos académicos han percibido un conflicto entre La Teoría de los Sentimientos Morales y La Riqueza de las Naciones; el primero enfatiza la simpatía por los otros mientras que el otro se centra en el interés por uno mismo. En años recientes, sin embargo, algunos académicos de los trabajos de Smith dicen que no existen contradicciones. Dicen que en la Teoría de los Sentimientos Morales, Smith desarrolla una teoria de psicología en la que los individuos buscan la aprobación del “espectador imparcial” como resultado de un deseo natural de tener a observadores que simpaticen con sus sentimientos. En vez de ver que La Teoría de los Sentimientos Morales y La Riqueza de las Naciones presentan incompatibles puntos de vista de la naturaleza humana, algunos académicos ven que las obras de Smith enfatizan con diferentes aspectos de la naturaleza humana que varían dependiendo de la situación. Otteson dice que ambos libros son Newtonianos en su metodología y despliegan un similar “modelo de mercado” para explicar la creación y el desarrollo de orden social humano a gran escala, incluyendo la moralidad, la economía y el lenguaje. Ekelund y Hebert ofrecen un diferente punto de vista, observando que el interés por uno mismo está presente en ambos libros y que “en el primero, la simpatía es la facultad moral que mantiene el interés por uno mismo bajo control, mientras que en el último, la competencia es la facultad económica que frena el interés en uno mismo.

La Riqueza de las Naciones

Hay un desacuerdo entre los economistas clásicos y los neoclásicos sobre el mensaje central de la obra más influyente de Smith: Una Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones (1776). Los economistas neoclásicos enfatizan la mano invisible de Smith, un concepto mencionado en la de su trabajo – Libro IV, Capítulo II- y los economistas clásicos creen que Smith indica en su programa para promocionar la “riqueza de las naciones” en los primeros párrafos, que atribuyen el crecimiento de la riqueza y de la prosperidad a la división del trabajo.

Smith usó el término “la mano invisible” en “Historia de la Astronomía” refiriéndose a “la mano invisible de Júpiter” y una vez en La Teoría de los Sentimientos Morales (1759) y a Riqueza de las Naciones (1776). Esta última afirmación sobre “una mano invisible” ha sido interpretado de muchas formas.

Como cada individuo, se esfuerza tanto como puede para emplear su capital para apoyar a la industria nacional, y para hacer que esa industria dé el mayor valor; cada individuo trabaja para conseguir el ingreso anual de la sociedad tanto como puede. Generalmente, ni intenta promocionar el interés público, ni sabe cuánto está promocionándolo. Prefiriendo la industria nacional en lugar de la extranjera, busca sólo su propia seguridad; y dirigiendo esa industria de tal forma puede conseguir el mayor valor, él busca su propia ganancia, y él es en éste y en otros casos, dirigido por una mano invisible para promocionar un fin que no era parte de su intención. Ni es lo peor para la sociedad que no es parte de ello. Persiguiendo su propio interés, promociona frecuentemente a la sociedad más de los que cree. No he conocido que hayan hecho mucho bueno aquellos que comercian con las mercancías públicas. Es una afectación que no es común entre los comerciantes, y muy pocas palabras necesitan ser empleadas en disuadirlos de ello.

Aquéllos que ven la afirmación como el mensaje central de Smith también citan frecuentemente el dicho de Smith:

No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero, por lo que esperamos nuestra cena, sino por la búsqueda de sus propios intereses. Nosotros no nos dirigimos a la Humanidad sino a su amor propio, y nunca hablar de ellos por nuestras propias necesidades más que por sus ventajas.

La afirmación de Smith sobre los beneficios de “una mano invisible” puede querer responder a la opinión de Mandeville de que los “Vicios Privados … pueden transformarse en Beneficios Públicos”. Muestra la creencia de Smith de que cuando un individuo persigue su propio interés bajo condiciones de justicia, inintencionadamente promociona los bienes de la sociedad. La competencia y el interés propio en el libro mercado, dijo, tendería a beneficiar a la sociedad en su conjunto manteniendo los precios bajos, y haciendo que haya una mayor variedad de bienes y servicios. Sin embargo, él era receloso con los hombres de negocios y prevenía de su “conspiración contra el público o para subir precios”. Una vez y otra, Smith prevenía de la naturaleza colusiva de los intereses empresariales, que pueden formar carteles o monopolios, fijando el mayor precio “que puede ser impuesto a los compradores”. Smith también previno de que un sistema político dominado por los negocios permitiría una conspiración de los negocios y de las industrias contra los consumidores, conspirando los primeros para influir la política y la legislación. Smith afirma que el interés de los fabricantes y de los comerciantes “… en cada rama particular de negocio o de fabricación, es diferente e incluso opuesto al del público … La propuesta de cualquier ley o regulación del comecio que viene de este orden, debería ser oída con gran precaución, y nunca debería ser adoptada hasta que no fuera examinada cuidadosamente, no sólo con el mayor escrúpulo sino con la mayor sospecha”. La principal preocupación de Smith parece ser cuando el Gobierno le da especiales protecciones o privilegios, por contraste, en ausencia de estos favores especiales, creía que las actividades empresariales eran generalmente beneficiosas para toda la sociedad:

Es la gran multiplicación de la producción de todas las artes diferentes, en consecuencia de la división del trabajo, que ocasiona, en una sociedad bien gobernada, que la opulencia universal que se extiende a lo más bajo de la sociedad. Cada trabajador genera con su propio trabajo más de lo que ha generado para él mismo y cada otro trabajador está en la misma situación, puede intercambiar una gran cantidad de sus propias mercancías por una gran cantidad de otras. (La Riqueza de las Naciones).

El interés neoclásico en la afirmación de Smith sobre “una mano invisible” está originado en la posibilidad de verlo como precursor de la economía neoclásica y su concepto del equilibrio general -Samuelson, en su libro “Economía” se refiere seis veces a la mano invisible de Smith. Para enfatizar su conexión, Samuelson cita la mano invisible de Smith sustituyendo el general interés” para el “interés público”. Samuelson concluye: “Smith no pudo probar la esencia de su doctrina de la mano invisible. Incluso, hasta los cuarenta del pasado siglo, nadie sabía cómo probarlo, incluso para afirmarlo apropiadamente, el núcleo de la verdad de esta proposición sobre un mercado perfectamente competitivo”.

Muy diferentemente, los economistas clásicos ven en las primeras frases de su programa para promocionar “La Riqueza de las Naciones”. Usando el concepto fisiocrático de la economía como un proceso circular para asegurar que el crecimiento de las entradas del Periodo 2 debe exceder las entradas del Periodo 1. Por consiguiente, las salidas del Periodo 1 que no son usadas o usables como entradas del Periodo 2 son vistas como trabajo improductivo, ya que no contribuyen al crecimiento. Esto es lo que Smith ha oído en Francia de, entre otros, Quesnay. Para su percepción francesa de que el trabajo improductivo debería ser reducido para usar el trabajo apropiadamente. Smith añadió su propia propuesta, de que el trabajo debería ser más productivo mediante la división del trabajo. Smith dijo que profundizando en la división del trabajo con la competencia se llega a una mayor productividad, que lleva a menores precios y, por consiguiente, a un mejor nivel de vida -”abundancia general” y “opulencia universal”- para todos. Los mercados extendidos y la producción incrementada lleva a una continua reorganización de la producción y a la invención de nuevas formas de producción, que lleva a un mayor incremento de la producción, menores precios, y mejores niveles de vida. El mensaje central de Smith es por consiguiente que bajo la competencia dinámica de las máquinas asegura “la Riqueza de las Naciones”. La afirmación de Smith predice la evolución británica como el taller del mundo, vendiendo más barato y produciendo más que todos sus competidores. Las frases abiertas de la “Riqueza de las Naciones” resumen esta política:

El trabajo anual de cada nación provee los fondos que originalmente lo proveen con todas las ventajas necesarias de la vida que consume anualmente … Esto produce … soporta una mayor o menor proporción a los que lo consumen … Pero esta proporción debe ser regulada en cada nación por dos diferentes circunstancias;

Smith añadió, sin embargo, que la “abundancia o insuficiencia de esta provisión parece depender más de la primera que de la segunda de estas circunstancias.

Críticas y disentimiento

Alfred Marshal criticó la definición de Smith de la economía en varios puntos. Afirmó que el hombre debería ser igualmente importante como dinero, servicios, mercancías y que éste debería ser el énfasis del bienestar humano, en lugar de la riqueza justa. La “mano invisible” sólo funciona bien cuando la producción y el consumo operan en mercados libres, con pequeños (atómicos) productores y consumidores permitiendo que la oferta y la demanda fluctúen y se equilibren. En condiciones de monopolio y oligopolio, la “mano invisible” falla. El Premio Nobel Joseph E. Stiglitz dice, respecto a una de las mejores ideas de Smith: “la razón de que la mano invisible parezca, a menudo, invisible es que no está a menudo allí”.

Otras obras

Poco antes de su muerte, Smith destruyó casi todos sus manuscritos. En sus últimos años, parecía haber planeado dos principales tratados, uno sobre la teoría e historia de la ley y otro de ciencias y artes. El publicado póstumamente Ensayos de Materias Filosóficas, una historia de astronomía de la propia era de Smith, junto a pensamientos de la física antigua y de la metafísica, probablemente contiene partes de lo que podía haber sido su último tratado. Conferencias sobre Jurisprudencia donde notas tomadas de las primeras conferencias de Smith así como un borrador de La Riqueza de las Naciones, publicadas como parte de la Edición de Glasgow de 1976 de las obras y de la correspondencia de Smith. Otros trabajos, incluyendo algunos publicados póstumamente, incluyen Conferencias de Justicia, Policía, Ingresos y Armas (1763) (que se publicó por primera vez en 1896); y Ensayos de Materias Filosóficas (1795).

Legado

En economía y en filosofía moral

La Riqueza de las Naciones fue un precursor de la moderna disciplina académica de economía. En ésta y en otras obras, Smith explicó cómo el interés propio y la competencia pueden llevar a la prosperidad económica. Smith fue controvertido en sus días y sus ideas y su estilo fueron, a menudo, satirizados por los escritores tories en la tradición moralizante de Hogarth y Swift, como una discusión en la Universidad de Winchester sugiere. En 2005, La Riqueza de las Naciones fue nominada entre los cien mejores libros escoceses de todos los tiempos. Se dice que la antigua Primera Ministra Margaret Thatcher, solía llevar una copia del libro en su bolso.

Teniendo en cuenta los argumentos de Smith y de otros teoristas economistas en Gran Bretaña, la creencia académica en el mercantilismo empezó a declinar en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII. Durante la Revolución Industrial, Gran Bretaña abrazó el libre comercio y el laissez-faire de los economistas, y mediante el Imperio Británico, se extendió el modelo liberal-económico por todo el mundo, caracterizado por mercados abiertos y bajas barreras tanto nacionales como internacionales.

George Stigler atribuye a Smith “la proposicón más importante y sustantiva de toda la economía”. Esta es que, bajo la competencia, los poseedores de los recursos (por ejemplo trabajo, tierra y capital) los usarán con más provecho, resultando en tasa de retorno igual en equilibrio para todos los usos, ajustada por aparentes diferencias de factores como formación, confianza, adversidad y desempleo.

Paul Samuelson encuentra el uso pluralista de Smith de la oferta y de la demanda aplicada a salarios, rentas y beneficio una valorable anticipación del modelo de equilibrio general de Walras un siglo más tarde. El permiso de Smith para que los salarios se incrementen en el corto plazo desde la acumulación del capital y de la invención contrastan con Malthus, Ricardo y Karl Marx en su propuesta de una rígida teoría de subsistencia de los salarios de la oferta de trabajo.

Joseph Schumpeter criticó a Smith por una falta de rigor técnico, argumentando que eso capacitaba a los escritos de Smith a apelar a mayores audiencias: “Su limitación se hizo por la búsqueda de éxito. Si él hubiera sido más brillante, no habría sido tomado tan seriamente. Si hubiera cavado más profundamente, no habría descubierto la verdad más recóndita, si hubiera usado métodos más difíciles e ingeniosos, él no habría sido entendido. Pero él no tenía tales ambiciones; de hecho a él no le gustaba todo lo que fuera más allá del sentido común. Él nunca se movió por encima de las cabezas incluso de los lectores más sosos. Él los llevó suavemente, animándolos con trivialidades y observaciones sencillas, haciéndoles sentirse confortables”.

Los economistas clásicos presentaron teorías competidoras a las de Smith, llamadas “teorías del valor del trabajo”. Más tarde, los economistas marxistas que descendían de la economía clásica también usaron las teorías del trabajo de Smith, en parte. El primer volumen de la obra principal de Karl Marx “Capital”, fue publicado en Alemania en 1867. En él, Marx se centra en la teoría del valor del trabajo y en lo que él considera la explotación del trabajo por el capital. La teoría del trabajo mantiene que el valor de una cosa está determinado por el trabajo que se necesita para su producción. Esto contrasta con la idea de los economistas neoclásicos de que el valor de una cosa es determinado por lo que uno quiere dejar para obtener esa cosa.

El cuerpo de la teoría que más tarde se llamaría “economía neoclásica” o “marginalismo” se formó entre 1870 y 1910. El término “economía” fue popularizado por economistas neoclásicos como Alfred Marshall como sinónimo de “ciencia económica” y como sustituto de la anterior, “política económica” usada por Smith. Esto correspondió con la influencia de los métodos matemáticos usados en las ciencias naturales. La economía neoclásica sistematizó a la oferta y a la demanda como determinantes del precio y de la cantidad en el equilibrio del mercado, afectando ambios a la asignación del resultado y a la distribución del ingreso. Dio con la teoría del valor del trabajo con la que Smith fue identificado en la economía clásica, en favor de una teoría de la utilidad marginal del valor por el lado de la demanda y una teoría más general de costes del lado de la oferta.

El bicentenario de la publicación de “La Riqueza de las Naciones” fue celebrado en 1976, y llevó a un mayor interés por la “Teoría de los Sentimientos Morales” y sus otros trabajos. Después de 1976, Smith fue representado como autor de ambas, de “La Riqueza de las Naciones” y de la “Teoría de los Sentimientos Morales”, y, por consiguiente, como fundador de la filosofía moral y de la ciencia económica. Su homo economicus o “hombre económico” fue más representado como una persona moral. Adicionalmente, los economistas David Levy y Sandra Peart en “La Historia Secreta de la Ciencia Lúgubre” señalan su oposición a la jerarquía y a las creencias de desigualdad, incluyendo la desigualdad racial, y da apoyo adicional a los que señalan la oposición de Smith a la esclavitud, al colonialismo y al imperio. Muestran la caricatura de Smith dibujado por los oponentes de puntos de vista de jerarquía y desigualdad en su artículo. También se enfatizaron las afirmaciones de Smith sobre la necesidad de altos salarios para los pobres, y los esfuerzos por mantener los salarios bajos. En la “Vanidad del Filósofo: Desde la Igualdad a la Jerarquía en la Economía Postclásica”, Peart y Levy citan los puntos de vista de Smith sobre que un porteador no era inferior a un filósofo, y señalan la necesidad de más apreciación de los puntos de vista públicos en discusiones de ciencia y otras materias ahora consideradas técnicas. También citan la oposición de Smith a los puntos de vista que dicen que la ciencia es superior al sentido común.

Smith también explicó la relación entre el crecimiento de la propiedad privada y el gobierno civil:

Los hombres pueden vivir juntos en sociedad con un tolerable grado de seguridad, aunque no haya un magistrado para protegerlos de la injusticia de esas pasiones. Pero la avaricia y la ambición de los ricos y el odio al trabajo y el amor por el ocio de los pobres, son las pasiones que llevan a invadir la propiedad, pasiones más constantes en sus operaciones, y mucho más universales en su influencia. En todos los sitios donde hay mucha propiedad hay gran desigualdad. Por cada hombre rico debe haber, al menos, quinientos pobres, y la riqueza de pocos supone la indigencia de muchos. La riqueza de los ricos excita la indignación de los pobres, que son dirigidos por lo que quieren y por la envidia, para invadir sus posesiones. Es sólo con la protección de los magistrados civiles que los propietarios de la propiedades valorables, que son adquiridas por el trabajo de muchos años, o quizás por sucesivas generaciones, pueden dormir una sola noche en seguridad. Él está rodeado siempre de enemigos, a quienes él no provoca nunca, nunca puede calmarlos, y de cuya justicia sólo puede ser protegido por el brazo poderoso del magistrado civil continuamente sostenido para reprenderlos. La adquisición de grandes cantidades de propiedad valorable, por consiguiente, necesariamente requiere el establecimiento de un gobierno civil. Donde no hay propiedad, o al menos ninguna que exceda del valor de dos o tres días de trabajo, el gobierno civil no es necesario. El gobierno civil supone una cierta subordinación. Pero como la necesidad de un gobierno civil crece gradualmente con la adquisición de propiedad valorable, las causas que introducen una subordinación crecen con el crecimiento de la propiedad valorable. Los hombres de inferior riqueza se ponen de acuerdo para defender a los que tienen superior riqueza en la posesión de su propiedad, para que los hombre de superior riqueza se pongan de acuerdo para defender las posesiones de ellos. Todos los pastores con poco ganado sienten que la seguridad de sus propios rebaños depende de la seguridad de los rebaños de los grandes ganaderos; que el mantenimiento de su autoridad menor depende de la de la autoridad mayor, que su subordinación a los que están por encima de ellos depende de mantener a los inferiores en subordinación a ellos. Constituyen una especie de nobleza, que se sienten interesados en defender la propiedad y en apoyar la autoridad de su propio soberano para poder defender su propia propiedad y apoyar su autoridad. El gobierno civil, que ha sido creado para la seguridad de la propiedad, ha sido instituido para la defensa de los ricos contra los pobres, o de aquellos que tienen alguna propiedad contra los que no tienen ninguna (“La Riqueza de las Naciones”, Libro 5, Capítulo 1, Parte 2)

Debates sobre el Imperio Británico

Los capítulos de Smith sobre las colonias ayudarían a dar forma a los debates sobre el Imperio Británico desde mediados del siglo XIX hasta ahora. “La Riqueza de las Naciones” se convirtió en un texto ambicioso en lo que se refiere a la cuestión imperial. En su capítulo sobre las colonias, Smith ponderó cómo solucionar la crisis que se estaba desarrollando entre el Imperio y trece colonias americanas. Ofreció dos propuestas diferentes para rebajar las tensiones. La primera propuesta era dar a las colonias su independencia y, partiendo de una base amistosa, Gran Bretaña podría desarrollar y mantener una relación de libre comercio con ellos, y posiblemente una alianza militar informal. La segunda propuesta de Smith apoyaba una teórica federación imperial que juntaría más a las colonias y a la metrópoli a través de un sistema parlamentario imperial y un libre comercio imperial.

La persona que más apoyó a Smith en el siglo XIX, Richar Cobden, prefería la primera propuesta. Cobden lideraría la Liga de la Ley Anti-Maíz, anulando las Leyes del Maíz de 1846, llevando a Gran Bretaña a una política de libre comercio y a un imperio “a bajo costo” durante décadas. Esta aproximación al Imperio Británico sería conocida como Cobdenismo o Escuela de Manchester. Al cambiar de siglo, personas que apoyaban la segunda propuesta de Smith, como Joseph Shield Nicholson se opondrían más al Cobdenismo, pidiendo una federación imperial. Como indica Marc-William Palen. “Por un lado, los que apoyaban a Smith a finales del siglo XIX y a Cobdenite usaban sus teorías para conseguir una gradual devolución imperial y un imperio “a bajo costo”. Por otro lado, varios proponentes de la federación imperial a través del Mundo Británico hablaban de usar las teorías de Smith para anular la idea predominante de Cobdenite y hacer que el imperio se uniera más que nunca”. Por consiguiente, las ideas de Smith jugaron un papel importante en los debates sobre el Imperio Británico.

Retratos, monumentos y billetes

Smith ha sido conmemorado en el Reino Unido en billetes de dos bancos; su retrato ha aparecido desde 1981 en los billetes de 50 libras emitidos por el Banco Clydesdale en Escocia, y en marzo de 2007, la imagen de Smith apareció en las nuevas series de 20 libras emitidas por el Banco de Inglaterra, siendo el primer escocés en aparecer en billetes ingleses.

Un gran memorial de Smith hecho por Alexander Stoddart se inauguró el 4 de julio de 2008 en Edimburgo. Es una escultura de bronce de tres metros de alto y está sobre la Milla Real junto a la Catedral de San Giles en la Plaza del Parlamento, cerca del cruce del Mercado. El escultor del siglo XX Jim Sanborn (más conocido por la escultura Kryptos en la CIA) ha creado múltiples piezas que se basan en el trabajo de Smith. En la Universidad Central Estatal de Conneticut está Circulating Capital, un cilindro alto que muestra un extracto de “La Riqueza de las Naciones” en la mitad inferior, y en la mitad superior, parte del texto en código binario. En la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte, en la Facultad de Administración de Empresas Belk, está “La peonza de Smith”. Otra escultura de Smith está en la Universidad Estatal de Clevelan. También aparece como el narrador de la obra de 2013 “The Low Road”, centrada en un defensor del laissez-faire de finales del siglo XVIII pero que habla también sobre la crisis financiera de 2007-2008 y sobre la recesión que siguió -en el primer show, fue interpretado por Bill Paterson.

Un busto de Smith está en el Salón de los Héroes del Monumento Nacional Wallace en Stirling.

Residencia

Adam Smith residió en la casa Panmure desde 1778 hasta 1790. Esta residencia ha sido comprada ahora por la Facultad de Negocios Edinburgh en la Universidad Heriot Watt y ha empezado a restaurarse. Parte del ala norte del edificio original parece haber sido demolido en el siglo XIX para una fundición de hierro.

Como símbolo de la economía de libre mercado

Smith ha sido considerado por los partidarios de las políticas de libre mercado como el fundador de la economía de libre mercado, un punto de vista que se refleja en el nombre de entes como el Instituto de Londres Adam Smith, la Sociedad Adam Smith y el Club Australiano Adam Smith y en términos como la corbata Adam Smith.

Alan Greenspan dice que, aunque Smith no acuñó el término laissez-faire, “se dejó a Adam Smith identificar los principios más generales que trajeron claridad conceptual al aparente caos de las transacciones del mercado”. Greenspan continua diciendo que “La Riqueza de las Naciones” fue “uno de los grandes logros de la historia intelectual humana”. P. J. O'Rourke describe a Smith como el “fundador de la economía de mercado”.

Otros escritores han dicho que el apoyo de Smith al laissez-faire (que en francés quiere decir dejar hacer) ha sido exagerado. Herber Stein escribió que la gente que “se pone una corbata Adam Smith” se la pone para “demostrar su apoyo a la idea de los libres mercados y a la limitación del gobierno”, y eso tergiversa las ideas de Smith. Stein escribe que Smith “no era puro o doctrinario con esta idea. Él veía la intervención del gobierno en el mercado con gran escepticismo … él estaba preparado para aceptar o proponer restricciones a esa política en los casos específicos donde juzgaba que su efecto neto beneficiaría y no socava el carácter libre del sistema. Él no se pone la corbata Adam Smith”. Desde el punto de vista de Stein, “La Riqueza de las Naciones” podría justificar la Agencia de Alimentos y Medicamentos, la Comisión de Seguridad de los Consumidores, las ayudas sanitarias obligatorias de los empresarios, el Medio Ambiente y la imposición discriminatoria para impedir el comportamiento impropio o suntuoso.

Similarmente, Vivienne Brown afirmó en “La Revista Económica” que en el siglo XX en los Estados Unidos, los partidarios del Reagonismo, el Wall Street Journal y otras fuentes similares han esparcido entre el público general una visión parcial y desorientadora de Smith, retratándolo como un “dogmático extremo defensor del capitalismo del laissez-faire y de las economías de oferta. De hecho, “La Riqueza de las Naciones” incluye la siguiente afirmación sobre el pago de impuestos:

“Los sujetos de cada estado deberían contribuir al apoyo del gobierno, tanto como sea posible, en proporción a sus respectivas capacidades; esto es, en proporción al ingreso que tienen bajo la protección del estado”.

Algunos comentaristas han indicado que las obras de Smith muestran apoyo hacia unos impuestos progresivos, no planos, y que él nombra específicamente impuestos que pensaba que deberían ser requeridas por el estado, entre ellas, los impuestos sobre los bienes de lujo y el impuesto sobre la renta. Smith habló de la “imposibilidad de cobrar impuestos a la gente en proporción a sus ingresos económicos por cabeza” (La Riqueza de las Naciones, V.ii.k.1). Smith dice que los impuestos deberían ser principalmente para proteger la justicia y ciertas instituciones públicas que eran necesarias para el beneficio de toda la sociedad pero que podrían no ser proporcionadas por empresas privadas (La Riqueza de las Naciones, IV.ix)

Adicionalmente, Smith resume los adecuados gastos del gobierno en “La Riqueza de las Naciones”, Libro V, Capítulo I. Incluido en los requerimientos de un gobierno está el hacer cumplir los contratos y proporcionar un sistema de justicia, conceder patentes y derechos de copia, proporcionar bienes públicos tales como infraestructura, proporcionar la defensa nacional y regular a los bancos. Era el papel del gobierno proporcionar bienes “de tal naturaleza que el beneficio no pudiera devolver nunca el gasto de cada individuo” tales como carreteras, puentes, canales y puertos. También animó la invención y las nuevas ideas a través de las patentes y apoyó a las industrias monopolísticas nacientes. Apoyó el subsidio parcial para la educación elemental, y creyó que la competencia entre las instituciones religiosas proporcionaría un beneficio general a la sociedad. En tales casos, sin embargo, Smith dijo que prefería un control local en lugar de un control centralizado: “Incluso aquellos trabajos públicos que son de tal naturaleza que no pueden permitirse ningún ingreso para mantenerse por sí mismos … son siempre mejor mantenidos por ingresos locales o provinciales, bajo la administración de una administración local o provincial, que mediante los ingresos generales del estado” (La Riqueza de las Naciones). Finalmente resumió como debería apoyar el gobierno la dignidad del monarca o del magistrado jefe. Siempre dijo que los monarcas deben tener una mayor clase que los magistrados de una república porque “naturalmente esperamos más esplendor en la corte de un rey que en la casa de un dux. Además, permitió que en algunas circunstancias específicas podrían ser beneficiosos los impuestos en represalia:

“La recuperación de un gran mercado exterior compensará la inconveniencia transitoria de pagar durante un corto espacio de tiempo por algún tipo de mercancías”

Añadió, sin embargo, que en general, un impuesto en represalia parece un método malo de compensar el daño hecho a ciertas clases de nuestro pueblo, para hacer daño nosotros mismos, no sólo a esas clases, sino a casi todas las clases” (La Riqueza de las Naciones)

Historiadores económicos como Jacob Viner ven a Smith como un gran partidario de los libres mercados y gobiernos limitados (lo que Smith llamó “libertad natural”) pero no era un partidario dogmático del laissez-faire.

El economista Daniel Klein cree que usar el término “economía de libre mercado” o “economista de libre mercado” para identificar las ideas de Smith es demasiado general y algo desorientador. Klein ofrece seis características centrales para identificar los pensamientos económicos de Smith sobre el libre mercado. La mayoría de la gente piensa que Smith era un economista del libre mercado sin excepción, aunque no era así. Ricardo puntualizó que Smith era partidario de ayudar a las industrias nacientes. Smith creía que el gobierno debería subsidiar a las industrias nuevas, pero temía que cuando estas industrias crecieran sería muy difícil que dejaran de recibir la ayuda del gobierno. Smith también apoyó los aranceles sobre bienes importados para contrarrestar un impuesto interno sobre la misma mercancía. Smith también apoyó impuestos para apoyar la defensa nacional.

Algunos han dicho, Emma Rothschild entre ellos, que Smith habría apoyado un salario mínimo, aunque no hay evidencia textual directa que apoye esto. Pero Smith escribió:

El precio del trabajo, debe ser observado, no puede ser determinado con exactitud en cualquier lugar, diferentes precios se pagan a menudo en el mismo sitio y por el mismo tipo de trabajo, no sólo de acuerdo con las diferentes capacidades de los trabajadores, sino de acuerdo a la bondad o a la dureza de los jefes. Donde los salarios no son regulados por ley, todo lo que se puede pretender determinar es el más usual; y la experiencia parece mostrar que la ley no los puede regular apropiadamente, aunque pretende hacerlo a menudo. (La Riqueza de las Nacioens, Libro 1, Capítulo 8).

Sin embargo, Smith también indicó, por el contrario, la existencia de un desequilibrio, de una desigualdad en el poder de negociación:

Un propietario, un ganadero, un fabricante, un minorista, aunque no emplearan a sólo un trabajador, pueden generalmente vivir un año o dos de las reservas que ellos han adquirido. Muchos trabajadores no podrían subsistir una semana, pocos podrían subsistir un mes y muy pocos un año sin empleo. A largo plazo, el trabajador puede ser tan necesario para su jefe como su jefe para él; pero la necesidad no es tan inmediata.