John D. Rockefeller – Extraído de Wikipedia el 27/06/17

John Davison Rockefeller (Richford, 8 de julio de 1839-Nueva York, 23 de mayo de 1937) fue un empresario, inversionista, industrial y filántropo estadounidense, que trabajó en el mundo de la industria petrolera, llegando al punto de monopolizarla. Fue el fundador y presidente de la Standard Oil, una gigantesca compañía que llegó a controlar la extracción, refinamiento, transporte y distribución de más del 90% del petróleo de Estados Unidos y sostuvo monopolios enteros (en forma de inversiones) en múltiples países extranjeros. Durante un período de más de cuarenta años, Rockefeller consolidó a la Standard Oil como la compañía petrolera más grande del mundo, revolucionando la industria en todos sus niveles y demostrando una extraordinaria e implacable capacidad competitiva. Por otro lado, Rockefeller fue uno de los más notorios filántropos de su época, dedicando gran parte de su fortuna y recursos a numerosas donaciones, fundaciones y programas, siendo el fundador de la Universidad de Chicago, una de las universidades más prestigiosas del mundo, cuna de 87 Premios Nobel, así como también de la Universidad Rockefeller en Nueva York, además de impulsar numerosas áreas de la educación, la ciencia y la medicina.

Sus logros empresariales son tan magníficos como controvertidos, pues mediante astucia, ingenio, dedicación y pocos escrúpulos, ascendió en el mundo empresarial, levantó un extenso imperio que se extendió hasta tal punto que ninguna otra empresa en la historia ha logrado alcanzar hasta hoy en día. Señalado por sus prácticas monopolistas, fue denunciado por periodistas e investigadores, y a la larga el gobierno de los Estados Unidos tuvo que enfrentarse a él, logrando llevarlo ante los tribunales y consiguiendo tras años enteros de litigios que se dictara la separación de la gigantesca petrolera de Rockefeller, separación que tardó mucho tiempo en materializarse después de dictada.

Rockefeller es hasta ahora el único caso que se haya visto de un hombre que llegó a construir un monopolio puro, que le costó al mismo gobierno disolver y que de hecho marcó en profundidad el desarrollo de la industria petrolera a nivel mundial.

Está considerado como el hombre más acaudalado de la Historia Mundial y es el fundador de la mítica familia de millonarios que aún persiste hoy en día, con su mismo apellido y poderío así como la extensión de su riqueza fueron extremas no solo sobre Estados Unidos sino sobre otros lugares, como Europa y Latinoamérica, de hecho, su familia continuó controlando el 90% de la industria petrolífera en esta última región durante más de seis décadas luego de su fallecimiento.

Inicios

Infancia

John Davison Rockefeller nació en Richford (Nueva York), el 8 de julio de 1839, en una famila de clase media descendiente de inmigrantes alemanes (y estos descendientes de franceses hugonotes que se trasladaron a Alemania en el siglo XVII) llegados a Estados Unidos en 1733. Su madre, Eliza, era una mujer muy organizada y dedicada a atender a su familia y su padre, William Avery Rockefeller, no fue modelo de fidelidad conyugal ni ejemplo para sus seis hijos. Alejado del seno familiar por largos periodos, cuando volvía sus bolsillos por lo general estaban llenos de dinero e increíblemente volvía cargado de regalos para su mujer y sus hijos. Mucho más tarde, John descubriría que su padre no era más que un impostor, que visitaba las reservas indígenas vendiéndoles a sus moradores toda suerte de objetos y posteriormente fue mucho más rentable la venta de productos farmacéuticos, que vendía como panacea para el cáncer.

De su madre Eliza heredó no sólo el físico, sino también la estricta moral calvinista, además de muchos de los principios básicos de su vida, entre ellos el orden y la dedicación.

John Davison demostró ser desde muy joven inteligente y aplicado. Se mudó con su familia a Ohio, Cleveland, donde su padre había conseguido una mejor oportunidad de trabajo. Ahí estudió en varios colegios públicos.

Ya desde muy joven Rockefeller mostraba gran interés por los negocios. De hecho, recolectaba piedras para pintarlas y luego venderlas a sus compañeros, cuyos pagos depositaba en un frasco azul, que él mismo denominó más tarde como su primera «caja fuerte», que guardaba celosamente en su habitación, logrando, a la larga, amasar la pequeña fortuna de 50 dólares, que para la época representaba una suma de dinero considerable. Rockefeller alega que fue entonces cuando pudo aprender una de las lecciones más valiosas de su vida, cuando un día un amigo de su padre fue a su casa a pedirle un préstamo para saldar un par de deudas que estaban a punto de vencer. Su padre no tenía el dinero, pero él sí, y acordó prestárselo con un interés del 7%. Rockefeller se sorprendería posteriormente cuando, al cabo de un año, recibió una suma monetaria muy superior a la que había dado originalmente. Por ello se fijó la máxima de su vida:

No trabaje por el dinero, deje que el dinero trabaje por usted.

De allí en adelante, todas sus ganancias serían religiosamente contabilizadas en una libreta que él llamaba «el registro A» y comenzó a fundamentar la mentalidad que lo llevaría a triunfar años más tarde.

Carrera temprana

Su innato gusto por los negocios lo estimuló aún más la escuela comercial de Cleveland, de donde salió a los 16 años. Ese mismo año obtuvo su primer empleo en una empresa de corredores y comerciantes en granos, donde trabajó con general beneplácito sin fijarse en horarios, perdido en ese mar de cifras que tanto lo apasionaba. Por la noche, en la cama, repasaba mentalmente las operaciones financieras del día, tratando de descubrir en qué podría haber obtenido mejores ganancias.

Ya a sus 16 años, John Davison Rockefeller era contador en Cleveland y mostraba gran competencia en esta rama, trabajando para la firma Hewit and Tuttl y otras empresas, llegando al punto de que, al tercer año en el susodicho sector, ya ganaba 600 dólares anuales (una suma considerablemente alta, teniendo en cuenta que era el año 1857), pero cuando le negaron un aumento de 200 dólares, decidió instalar un negocio por cuenta propia. Tenía ahorrados 800 dólares, pero aún le faltaban otros 1000 para crear su primera firma de corretaje. Su padre se los adelantó con un interés anual del 10%, hasta que alcanzara la mayoría de edad. Así fundó, con su socio M. B. Clark, la firma Clark & Rockefeller, que obtuvo, en el primer año, beneficios por 4.000 dólares y en el segundo cuadruplicó la suma.

Entonces comenzó a invertir en el sector cafetero, con lo que aumentó aún más sus ingresos. Pero a pesar de la gran cantidad de dinero que ganaba, Rockefeller no se sentía complacido, pues deseaba llegar mucho más lejos y estaba decidido a lograrlo.

El imperio de Rockefeller

La inconformidad de Rockefeller respecto a sus logros y a la producción de su firma, así como su percepción de que la industria petrolera le brindaría más oportunidades, le indujeron a meterse en el sector industrial, en la producción petrolera. John Davison Rockefeller era ahora un joven y acaudalado entusiasta del sector petrolero, pero ninguna persona en aquel mundo se imaginaba que la ambición e inteligencia de este joven le llevaría a crear el mayor monopolio de todos los tiempos y justamente sobre aquella tan importante industria.

Fuerza y sentido de la oportunidad

Desde los años 1850, Cleveland había estado experimentando un acelerado crecimiento, especialmente en los sectores industriales, dando como resultado que, para 1861, se había tornado en una de las ciudades más modernas y productivas de Estados Unidos, además de ser una de las principales sedes industriales. En medio de este ambiente, Rockefeller apreció de cerca el crecimiento paulatino que la industria petrolera empezaba a experimentar y fue lo bastante brillante como para entender que ese combustible pronto se convertiría en la fuente de energía del mundo.

En 1862, con los ahorros y ganancias de su firma cafetera, pasó a ser socio de la Clark & Andrews, que comenzó instalando sus refinerías, y en cuestión de muy poco tiempo empezó a adquirir otras en Cleveland, actividad que continuó hasta apropiarse de forma definitiva de gran parte de las de la ciudad.

El estallido de la Guerra Civil en 1861 fue la llave de su fortuna. Dos años antes, con la perforación del primer pozo de petróleo, comprendió que podía ganar más con su transporte y refinación que con la explotación. Cuando la compañía ferroviaria del Atlántico y el Oeste extendió su línea hasta Cleveland en 1863, poniendo esta ciudad en contacto directo con Nueva York a través de la región del petróleo, supo que había llegado el momento. Tenía 23 años e invirtió 4.000 dólares como socio comanditario en la nueva firma Clark, Andrews & Co. Las refinerías surgían como hongos en Cleveland y su entusiasmo por el oro negro le hizo abandonar el comercio de granos. Al negarse su socio Clark a expander la firma (le atemorizaba el pasivo de 100.000 dólares), decidieron subastar la empresa. El 2 de febrero de 1865, la compañía salió a la venta, las apuestas subieron rápidamente. Clark, decidido a quedarse con la firma, ofreció 72.000 dólares. Rockefeller, imperturbable, retrucó con 72.500 dólares y se quedó con la compañía. El negocio, que en adelante se llamaría Rockefeller & Andrews, era la mayor refinería de Cleveland, con una capacidad de 500 barriles por día y ganancias de un millón de dólares por año, que se duplicarían al año siguiente.

En aquella época John Davison Rockefeller se decía que sólo tenía que mostrarles a sus competidores su cartera de inversiones y propiedades, para que estos decidieran venderle o negociar con él. De lo contrario podían estar seguros de que Rockefeller se encargaría de quebrarlos y llevarlos a la bancarrota. Después de todo, él dejaba muy en clara su visión con la frase:

La competencia es un pecado, por eso procedemos a eliminarla.

Ya desde entonces Rockefeller mostraba su mentalidad de hombre de negocios depredador, buscando la expansión de sus empresas, el aumento de sus inversiones y la eliminación progresiva de la competencia a toda costa. El astuto e inteligente empresario haría en el futuro muchas maniobras que reflejarían su visión y en más de una ocasión demostraría su efectividad a la hora de sobreponerse a los demás.

La conquista de Cleveland y la expansión nacional

Su siguiente paso fue negociar con el ferrocarril tarifas preferenciales, y ese descuento fue un arma esencial para fundar en 1870 una nueva sociedad, con 1 millón de dólares de capital: la Standard Oil, que absorbió a la empresa Rockefeller & Andrews, que venía de una rápida expansión, en el año 1870. Debido a que la Standard Oil había sido creada por Rockefeller, su hermano William y varias personas más, Rockefeller pasó a liderar la compañía.

Ahora John Davison Rockefeller controlaba una vasta red de refinerías. Además, como él mismo había determinado que el negocio del petróleo podía generar ganancias desde más de un enfoque, llevó a la compañía a desarrollar sistemas de extracción y transporte del crudo, controlando así todos los aspectos de la producción petrolera.

En 1870 la Standard Oil era una de las mayores refinerías del centro de los Estados Unidos y ya en 1872, junto con dos de los más importantes refinadores de Pittsburg y Filadelfia, pudieron manejar a su antojo las tarifas con los ferrocarriles. La Standard Oil refinaba un cuarto de toda la producción de petróleo del país, y eliminando paso a paso a la competencia, se convirtió en un poderoso monopolio que refinaba el 95% de la capacidad total del país. Su equipo directivo estaba formado por un conjunto de los más capaces financieros del país. Todos eran millonarios. Para Rockefeller, la elección del personal siempre había sido un ingrediente importantísimo; elegía a los más capaces y entusiastas.

A principios de 1872, Rockefeller estaba decidido a finalizar su proyecto de adueñarse de la industria petrolera, para lo cual avanzó, dando una maniobra sin precedentes, al ayudar a crear la South Improvement Company, una asociación que englobaba a los principales refinadores de petróleo de Cleveland, llegando a acuerdos con las empresas ferroviarias para obtener importantes descuentos para los miembros de la asociación. Este acuerdo ocasionó el reclamo del público que abogó por su anulación, algo se logró de modo legal, tres meses más tarde, ante las protestas de la gente, pero para entonces casi todos los competidores de Rockefeller se habían visto obligados a vender o a asociarse con él. En cuestión de tres meses, Rockefeller había comprado 22 de las 25 refinerías de Cleveland, todo gracias a esta magnífica maniobra, pasando aquella hazaña a ser denominada la "Conquista de Cleveland".

Luego de aquel extraordinario éxito, John Davison Rockefeller se encargó de expandir la presencia de la Standard Oil hacia todo el país. Instalando o comprando, su objetivo era dominar la industria. En 1878 Rockefeller controlaba el 90% de las refinerías de petróleo de Estados Unidos y poco después ejercía un monopolio de los canales de distribución.

Ahora Rockefeller era, para fines prácticos, "el dueño de la industria petrolera de Estados Unidos" y ya nada podía cambiarlo.

La Standard Oil Trust, Dominio Total

Como consecuencia de todas estas maniobras, Rockefeller había instaurado su poder sobre la industria petrolera, pero ahora deseaba afianzarlo de forma total. Para ello decidió proceder a la creación de la Standard Oil Trust. Ésta sería una especie de extraordinario holding empresarial que concentraría diversas inversiones en el mundo del petróleo y los combustibles, no sólo en Estados Unidos sino en varios otros países del mundo.

La creación de esta entidad, se basó en una idea que Rockefeller creó, para evitar ser acusado de monopolio por las autoridades, dado que para el momento el gobierno ya comenzaba a tener injerencia en la reglamentación de la libre competencia entre empresas. Debido a ello, Rockefeller no podía adquirir de forma corriente, todas las empresas que deseaba controlar, porque de hacerlo, las autoridades intervendrían, la solución fue la creación del Trust, término que en inglés significa: «confianza», y que se refería a una concentración de empresas bajo una misma dirección, el control legal de las sociedades constituyentes se confería a la junta de administradores, cambiándose las acciones de las compañías por los certificados del trust. De esta manera, Rockefeller lograba unir a las distintas empresas, bajo una misma dirección central con la finalidad de ejercer un control de las ventas y la comercialización del petróleo.

La idea de Rockefeller se materializó en 1882, creándose así la Standard Oil Trust, que fue el primer monopolio del mundo, abarcando toda la industria petrolera estadounidense, controlando los procesos de extracción, refino, transporte, distribución y venta de todos los productos derivados del 90% de todo el petróleo de Estados Unidos y sosteniendo operaciones, inversiones y actividades en decenas de otros países.

Este fue el epítome de la extraordinaria carrera empresarial de Rockefeller, que ahora era el hombre más acaudalado de Estados Unidos y posiblemente del mundo.

Estados Unidos contra Rockefeller

Ya a finales de la década de 1880, el gobierno de los Estados Unidos, estaba centrando su atención en el inmenso desarrollo del sector privado del país. En ese momento, el gobierno de los EE. UU. estaba decidido a reglamentarlo, para permitir el desarrollo equilibrado y justo de las inversiones y las compañías, buscando establecer la libre competencia, en un país donde tal cosa no existía. Por supuesto, para llevar a cabo tal proyecto de reforma era necesario demostrar que no se permitirían monopolios, y la única forma de probarlo era suprimiendo al más grande y poderoso de todos, la Standard Oil, que gracias a la Standard Oil Trust, a sus múltiples inversiones y a su dominio de la industria, controlaba casi en su totalidad el petróleo estadounidense y gran parte del petróleo del mundo.

El gobierno debió enfrentarse a Rockefeller para poder aplicar las nuevas medidas anti-monopolio que planteaban.

De esta manera, el gobierno se preparó para enfrentarse al hombre más poderoso de Norteamérica, Rockefeller, y llevarlo ante los tribunales. A pesar de que fueron muchos los periodistas e investigadores, tanto públicos como privados, los que expusieron al monopolio de Rockefeller, al gobierno le resultó muy difícil hacer frente al poderoso magnate y a su imperio. Fueron necesarios años enteros de litigios sólo para llevarle ante tribunales, pues John D. Rockefeller dispuso de su ejército de abogados para defender sus intereses.

Finalmente, se planteó el caso ante el Tribunal Superior de Justicia de Ohio, que decretó a la Standard Oil Trust como un monopolio ilegal y ordenó su disolución. La decisión fue apelada por Rockefeller, pero perdió. Aun así, con todo y las exigencias de la corte, el monopolio no se disolvió como tal hasta 1899, dado que si bien accedió a desactivar la Standard Oil Trust, el imperio petrolífero de Rockefeller ya estaba más que afianzado, y ese año John Davison Rockefeller estableció la Standard Oil Company en Nueva Jersey, siendo su presidente hasta su jubilación en 1911. Este mismo año la empresa se dividió en 37 diferentes corporaciones por orden del Tribunal Superior de Justicia de Estados Unidos, que consideró a la compañía demasiado grande y poderosa en la industria como para continuar unida. Aun así, Rockefeller continuó manteniendo el 30% de las acciones de todas esas compañías y su familia continuó manteniendo la mayoría del resto de las acciones, por lo que su fortuna no se vio afectada.

Cabe destacar que el listado de empresas que surgieron como descendientes de la Standard Oil hoy en día son las principales compañías petroleras, no sólo de Estados Unidos sino del mundo, contándose en la lista compañías como la Exxon Mobil, que es la multinacional petrolera más grande del mundo, Chevron, que es otra de las grandes multinacionales petrolíferas, ConocoPhillips, Amoco (que fue absorbida por British Petroleum en el año 2000) y Standard Oil of Ohio, previamente conocida como Sohio.

En vista del renombre que poseen estas compañías hoy en día, no es difícil imaginar cuán poderoso fue el monopolio que ejerció Rockefeller y cuán extenso resultó, dado que todas estas son empresas que nunca faltan en ningún listado de corporaciones de gran importancia. Pensar que todas ellas estuvieron cohesionadas por el deseo de un solo hombre de dominar una industria, es algo que quizá resulte imposible de concebir hoy en día. Pero lo fue, y lo más increíble se mantuvo así a lo largo de más de cuatro décadas.

En consecuencia, se puede afirmar que la actual estructuración de las principales compañías del sector petrolífero es en su mayoría heredera del inmenso monopolio de Rockefeller, testimonio del gran poder que ejerció y de la extensa influencia que poseyó y que marcó a esta industria.

Vida privada

En lo que respecta a su vida privada, de Rockefeller se puede decir que gozó de la ventaja del anonimato de aquella época, su nombre era reconocido, mas en definitiva no se vio envuelto en ningún tipo de escándalo ni sufrió de persecución mediática. Desde joven John Davison Rockefeller mostró siempre un carácter reservado, siempre se esforzaba al máximo en lo que hacía y su inteligencia para los negocios era innegable, pero siempre discreto. Rockefeller, además es considerado el hombre más rico de la historia evaluándose su fortuna en 1.400 millones de dólares o el 1,53% del PIB estadounidense de la época, lo que ajustado a la inflación equivaldría en 2007 a 663.400 millones de dólares estadounidenses.

Matrimonio

Rockefeller se casó con Laura Celestia Spelman, una profesora de Nueva York, con quien se mantuvo casado hasta su muerte y quien le dio cuatro hijas: Elizabeth, Alice, Alta y Edith y un único hijo varón, John Davison Rockefeller Jr., quien heredaría su vasto imperio tras su muerte. Su vida familiar transcurrió entre sus múltiples residencias y en su casa de nueve plantas en Nueva York, donde más tiempo pasó.

Final de su vida

A los 53 años de edad, su salud comenzó a empeorar. Con varias enfermedades digestivas, perdió el cabello, adelgazó y se le hundieron los hombros. Con la espalda encorvada llegó a tener la apariencia de un hombre mucho mayor de lo que en realidad era. Apenas podía mantenerse en pie. Con sus recursos económicos buscó tratamientos costosos pero su salud no mejoró. Fue entonces cuando empezó a bajar su ritmo de trabajo, a descansar más y a alimentarse bien, su salud fue mejorando.

Rockefeller, tras la separación en 30 diferentes empresas de su gigantesca petrolera la Standard Oil, y tras su retiro como presidente de su vasto imperio en 1911, centró su atención sobre todo en sus actividades filantrópicas y en su más ambicioso proyecto en el ámbito inmobiliario, la construcción del Rockefeller Center, el cual nunca pudo ver terminado, debido a su muerte el 23 de mayo de 1937 en su residencia de Ormond Beach, Florida, a los 97 años de edad. Fue enterrado en el Lake View Cementery, en Cleveland, la ciudad que vio nacer su inmenso imperio.

Sería su hijo, John Davison Rockefeller Jr., quien completaría la construcción del proyecto que era el Rockefeller Center, que sería el mayor centro empresarial del país y probablemente del mundo en su momento, siendo todavía hoy en día uno de los más importantes, además de ser un importante activo inmobiliario y de bienes raíces, para la familia.

Creencias y ética

Rockefeller era muy firme respecto a todo lo que conformaba su personalidad y su complejo de ideologías y creencias. En primera era firmemente fiel a su iglesia, la bautista y en segunda era extremadamente rígido respecto a su paradigma organizativo, de planificación y de administración monetaria y de su tiempo.

En cuanto a su tendencia política, siempre apoyó al Partido Republicano.

Luego estaba su filosofía empresarial, ésta se basaba simplemente en un ideal de profesionalismo, dado que creía y aplicaba la idea de que sólo los mejores, con más experiencia, con más títulos y mejor preparación y determinación debían trabajar para él. Esta filosofía se complementaba con su ideal de dominación y crecimiento exagerado, por parte de sus negocios, creando así una idea general, que raya directamente en el darwinismo social, bajo la clásica creencia de que sólo los mejores triunfan.

De hecho, ese ideal fue representado por él en su reflexión denominada «American Beauty» (Belleza americana).

Su frase, célebre en la cultura capitalista estadounidense, fue pronunciada como metáfora del darwinismo social:

El crecimiento de un gran negocio es simplemente la supervivencia del más apto... La bella rosa estadounidense sólo puede lograr el máximo de su esplendor y perfume que nos encantan, si sacrificamos a los capullos que crecen en su alrededor. Esto no es una tendencia maligna en los negocios. Es más bien solo la elaboración de una ley de la naturaleza y de una ley de Dios.

Esta frase, representa en más de un sentido, la visión capitalista del mismo Rockefeller y para efectos del darwinismo social, es la más representativa de todas las frases o reflexiones que se hayan hecho sobre susodicha línea de pensamiento.

Fortuna personal

Debido a su vasta fortuna, Rockefeller logró convertirse en la mismísima imagen del multimillonario estadounidense. Poseyó múltiples propiedades inmobiliarias. Su residencia principal en Nueva York, era la más lujosa y extensa de todas, teniendo nueve plantas. Además entabló inversiones en variedad de otras entidades, financieras y productivas.

Sus aportaciones filantrópicas alcanzaron los 550 millones de dólares. De éstos, el 80% fue a parar a cuatro organizaciones caritativas creadas por Rockefeller: la Fundación Rockefeller, la General Education Board, el Instituto Rockefeller para la Investigación Médica (hoy Universidad Rockefeller) y la Laura Spelman Rockefeller Memorial, creada en 1918 y absorbida por la Fundación Rockefeller en 1929.

Apariciones en obras artísticas