El euro (€) es la moneda usada por las instituciones de la Unión Europea (UE), así como la moneda oficial de la eurozona, formada por 19 de los 28 Estados miembros de la UE: Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, y Portugal. Además, 4 microestados europeos tienen acuerdos con la UE para el uso del euro como moneda: Andorra, Ciudad del Vaticano, Mónaco, y San Marino
Por otra parte, el euro ha sido adoptado de manera unilateral por Montenegro y Kosovo. La usan más de 337 millones de europeos. Además, más de 210 millones de personas alrededor del mundo usan monedas fijadas al euro, incluyendo más de 182 millones de africanos. Nueve países de la UE no han adoptado la moneda única: Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Hungría, Polonia, Reino Unido, República Checa, Rumania y Suecia. El euro es la segunda moneda de reserva, así como la segunda moneda más negociada en el mundo después del dólar estadounidense.
El nombre de «euro» fue adoptado oficialmente el 16 de diciembre de 1995 en Madrid. El euro se introdujo en los mercados financieros mundiales como una moneda de cuenta el 1 de enero de 1999, reemplazando la antigua Unidad Monetaria Europea (ECU) en una proporción de 1:1.
Las monedas y billetes entraron en circulación el 1 de enero de 2002 en los 12 Estados de la UE que adoptaron el euro en aquel año: Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal. Además también adoptaron el euro aquel año los microestados europeos de Ciudad del Vaticano, Mónaco y San Marino, que tenían acuerdos con países de la UE, y Andorra de manera no oficial. En 2011, Andorra firmó un acuerdo monetario con la UE, pasando su uso a ser oficial en el principado desde ese momento.
El 1 de enero de 2007, Eslovenia se incorporó a la zona euro. Malta y Chipre lo hicieron el 1 de enero de 2008 y Eslovaquia el 1 de enero de 2009. Estonia se incorporó el 1 de enero de 2011, siendo el primer país que había formado parte de la URSS que se convirtió en miembro de la eurozona. Letonia se incorporó el 1 de enero de 2014. El país que más recientemente obtuvo su ingreso en la eurozona fue Lituania, el 1 de enero de 2015, siendo el último de los países bálticos que adoptó la moneda común europea.
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El euro se divide en cien cents. Si bien «cent» —plural «cents», en ambos casos sin punto final ni tilde— es la denominación oficial de la división del euro en todos los idiomas, en el lenguaje habitual, sin embargo, se traduce por el equivalente en cada idioma (en español céntimo, en griego λεπτό, en italiano centésimo, etc.) y se pluraliza según el uso habitual de la lengua.
Los billetes de euro —de 5, 10, 20, 50, 100, 200 y 500 euros— son idénticos para todos los países. Las monedas de euro —de 1, 2, 5, 10, 20 y 50 cents y 1 y 2 euros— tienen el mismo anverso en todos los países, pero distinto reverso según el país de acuñación. No obstante, todas las monedas de euro de cualquier país se pueden utilizar en todos los países de la eurozona.
A partir del año 2005, una directiva de la UE permite acuñar todos los años una moneda de dos euros conmemorativa —dos monedas al año desde 2013— en cada país de la zona euro. Estas emisiones, cuya producción es determinada por la acuñación normal de moneda en cada país, conservan el anverso común de la zona euro y en el reverso muestran el motivo conmemorativo. En los años 2007 y 2009, todos los países de la eurozona —excluidos los microestados europeos que no pertenecen a la UE— emitieron una moneda conmemorativa conjunta con el mismo motivo conmemorativo en el reverso de todos los países, aunque con algunas modificaciones: el 50º aniversario del Tratado de Roma en 2007 y el 10º aniversario de la entrada del euro en 2009. En 2012 todos los países emitieron una moneda conmemorativa con motivo de los 10 años de billetes y monedas en euros.Y recientemente, en 2015 se emitió la cuarta moneda conjunta conmemorando los 30 años de la bandera Europea. Estas monedas conmemorativas conjuntas son adicionales a las que puede emitir cada estado.
El diseño de la cara común de las monedas es obra de Luc Luycx de la Real Fábrica de Monedas de Bélgica. Las monedas, sea cual sea su reverso nacional, son de validez en cualquier país de la zona euro.
Los motivos principales de la primera serie de billetes euro son: puertas y ventanas, que simbolizan el espíritu de apertura de la Unión Europea; la eliminación de fronteras y la integración está representada por puentes en el reverso del billete. Además, el tema general de la serie es «Edades y estilos», figurando en cada billete un estilo arquitectónico determinado.
El diseño de los billetes es de Robert Kalina del ÖBS (Banco Central de Austria).
El euro es el sucesor del ECU o Unidad Monetaria Europea (en inglés: European Currency Unit). En la reunión de Madrid del 12 de diciembre de 1995, el canciller de Alemania Helmut Kohl señaló que le sonaba igual a Ein Kuh, que en alemán se podría entender como «una vaca». Por este motivo se determinó que la moneda única comunitaria se llamase Euro, teniendo una paridad 1:1 con el ECU.
El símbolo del euro (€), desarrollado por la Comisión Europea, se inspira en la letra épsilon (ε) del alfabeto griego. Se escogió este símbolo como referencia a la inicial de Europa, E. Las dos líneas paralelas hacen referencia a la estabilidad dentro del área euro.
Como el resto de las monedas, euro es un nombre común y debe escribirse con minúscula. Su plural es euros. El código internacional para el euro es EUR y ha sido registrado en la Organización Internacional de Normalización (ISO); se utiliza con fines empresariales, comerciales y financieros.
No existe un símbolo oficial para el cent, aunque se utiliza a menudo la traducción y abreviaturas habituales de cada idioma. En español, se usa cént. (plural: cts.) como reminiscencia del céntimo de peseta. En Irlanda, se emplea a veces en las tiendas el símbolo ¢.
En una nación pequeña como los Países Bajos (con algo más de 16 millones de habitantes), se calculó que las máquinas de edición del euro funcionarían tres años seguidos para producir 2800 millones de monedas y 380 millones de billetes antes del 1 de enero de 2002. Con solo los billetes podría formarse una pila de 20 kilómetros de altura
5 euros |
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500 euros |
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Clásico |
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Contemporáneo |
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Monedas reemplazadas por el euro
Moneda |
Código |
Irrevocabilidad del tipo de cambio |
Abandono |
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Chelín austriaco |
ATS |
13,7603 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Franco belga |
BEF |
40,3399 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Florín neerlandés |
NLG |
2,20371 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Marco finlandés |
FIM |
5,94573 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Franco francés |
FRF |
6,55957 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Marco alemán |
DEM |
1,95583 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Libra irlandesa |
IEP |
0,787564 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Lira italiana |
ITL |
1936,27 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Franco luxemburgués |
LUF |
40,3399 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Franco monegasco |
MCF |
6,55957 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Escudo portugués |
PTE |
200,482 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Lira sanmarinense |
SML |
1936,27 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Peseta española |
ESP |
166,386 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Lira vaticana |
VAL |
1936,27 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Franco andorrano |
ADF |
6,55957 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Peseta andorrana |
ADP |
166,386 |
31 de diciembre de 1998 |
2002 |
Dracma griega |
GRD |
19 de junio de 2000 |
2002 |
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Tólar esloveno |
SIT |
11 de julio de 2006 |
2007 |
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Libra chipriota |
CYP |
10 de julio de 2007 |
2008 |
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Lira maltesa |
MTL |
10 de julio de 2007 |
2008 |
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Corona eslovaca |
SKK |
8 de julio de 2008 |
2009 |
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Corona estonia |
EEK |
13 de julio de 2010 |
2011 |
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Lats letón |
LVL |
9 de julio de 2013 |
2014 |
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Litas lituana |
LTL |
23 de julio de 2014 |
2015 |
El Tratado de la Unión Europea, el cual entró en vigor en 1993, prevé la creación de una Unión Económica y Monetaria con la introducción de una moneda única. De ella formarían parte los países que cumplieran una serie de condiciones; se introduciría de forma gradual. La fecha inicialmente prevista se fue retrasando. Finalmente, los estados miembros de la Unión Europea acordaron el 15 de diciembre de 1995 en Madrid la creación de una moneda común europea –bajo la denominación de euro– con fecha de puesta en circulación en enero del año 2001
El primer paso en la introducción de la nueva moneda se dio oficialmente el 1 de enero de 1999, cuando dejaron de existir como sistemas independientes las monedas de los once países de la Unión que se acogieron al plan de la moneda única, la denominada zona euro: Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal y otros países fuera de la Unión Europea como Ciudad del Vaticano, Mónaco y San Marino que adoptaron la moneda a través de acuerdos que mantenían con países de la UE (Francia en el caso de Mónaco, e Italia en los casos de Ciudad del Vaticano y San Marino) a título de esta última. Estos acuerdos han sido renegociados con la Unión Europea. El 1 de enero de 2001 se incorporó Grecia. Sin embargo, debido al período de fabricación requerido para los nuevos billetes y monedas, las antiguas monedas nacionales, a pesar de haber perdido la cotización oficial en el mercado de divisas, permanecieron como medio de pago hasta el 1 de enero de 2002, cuando fueron reemplazadas por billetes y monedas en euros. Tanto las monedas como los billetes tuvieron un período de coexistencia con las anteriores monedas nacionales hasta que fueron retiradas totalmente de la circulación. Este período de coexistencia tuvo diferentes calendarios en los países que adoptaron el euro
Dinamarca, el Reino Unido y Suecia no han adoptado la moneda única. Dinamarca rechazó el euro en un referéndum llevado a cabo el 28 de septiembre de 2000, con una participación del 86 % y donde el 53,1 por ciento de los votantes se manifestaron contra la adopción del euro. El referéndum sueco del 14 de septiembre de 2003, días después del asesinato de la ministra Anna Lindh, impulsora de la adopción del euro, resultó en poco más del 56 por ciento del electorado votando en contra. La cuestión queda así pospuesta al menos cinco años, transcurridos los cuales podrá repetirse el referéndum.
El 1 de enero de 2002, primer día de circulación de la nueva moneda europea, 1 euro se cambió por 0,9038 dólares estadounidenses (USD). En julio de 2002 el euro sobrepasó la paridad con el dólar en el mercado de divisas por primera vez desde febrero de 2000, y se ha mantenido en esta situación. El 15 de julio de 2008 el euro alcanzó su valor máximo hasta el momento, al cambiarse 1 euro por 1,5990 dólares.
Desde el año 2002, ha habido tres ampliaciones de la Unión Europea, en las que han ingresado un total de trece países (diez países en mayo de 2004, dos en enero de 2007 y uno en julio de 2013). Hasta la fecha (2014), seis de esos países ya han adoptado el euro como moneda.
El 11 de julio de 2006, los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea ratificaron la entrada de Eslovenia en la zona euro a partir del 1 de enero de 2007
El 10 de julio de 2007, los ministros de Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) dieron su visto bueno definitivo a la incorporación de Malta y Chipre a la zona euro a partir del 1 de enero de 2008
El 8 de julio de 2008, los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea aprobaron la entrada de Eslovaquia en la zona euro a partir del 1 de enero de 2009
El 13 de julio de 2010, los ministros de Finanzas de la Unión Europea aprobaron la entrada de Estonia en la zona euro a partir del 1 de enero de 2011
El 30 de junio de 2011, Andorra, que estuvo utilizando el euro de facto desde su creación, firmó un acuerdo monetario con la Unión Europea que le permite usar el euro de manera oficial así como acuñar sus propias monedas de euro. Este acuerdo entró en vigor el 1 de abril de 2012. La fecha prevista en la cual Andorra iba a comenzar a acuñar sus propias monedas de euro era el 1 de julio de 2013. Sin embargo, en octubre de 2012, se anunció el retraso de la emisión de euros hasta 2014. Finalmente, dicha emisión se produjo en diciembre de 2014.
Finlandia y Países Bajos han eliminado de la circulación las monedas de 1 y 2 céntimos, ya que el costo de fabricación es mayor que su valor nominal. Para ello, han implantado un sistema por el cual los precios no se modifican, pero una vez en caja se redondean a 0 y a 5 céntimos. Pese a ello, en estos países, las monedas de 1 y 2 céntimos siguen siendo de curso legal y son emitidas para sets de colección.
En mayo de 2013, la Comisión Europea planteó la posibilidad de retirar de circulación las monedas de 1 y 2 céntimos de euro debido a que los costes de producción superan su valor y han provocado pérdidas acumuladas de 1400 millones de euros desde 2002 a la eurozona. Estos costes aconsejarían, según Bruselas, dejar de acuñar monedas de 1 y 2 céntimos. No obstante, el Ejecutivo comunitario avisó de que ello podría provocar una «reacción negativa» entre los ciudadanos por los redondeos de precio que causaría. Además de su retirada de circulación, la Comisión sugirió otros tres posibles escenarios para el futuro de las monedas de 1 y 2 céntimos: mantener la situación actual, seguir acuñándolas pero a un coste más reducido y dejar de emitirlas pero permitir que se sigan utilizando
El 9 de julio de 2013, los ministros de Finanzas de la Unión Europea aprobaron la entrada de Letonia en la zona euro el 1 de enero de 2014
El 23 de julio de 2014, el Consejo de la Unión Europea aprobó la entrada de Lituania en la zona euro el 1 de enero de 2015
En febrero de 2016, el Banco Central Europeo se planteó la retirada del billete de 500 euros de la circulación debido a su continuo uso con fines ilícitos (blanqueo de capitales, financiación del terrorismo, corrupción, narcotráfico, etc)
Se le llama eurozona (o zona euro) al conjunto de los países de la UE que han adoptado la moneda única (actualmente 19 países).
Los departamentos de ultramar franceses de Guayana Francesa, Guadalupe, Martinica, Mayotte, Reunión y la colectividad de ultramar francesa de San Martín, son parte integral de Francia y de la Unión Europea, por lo que se encuentran incluidos en la eurozona.
Los microestados europeos de Andorra, Ciudad del Vaticano, Mónaco y San Marino usan el euro y acuñan sus propias monedas en virtud de acuerdos firmados con miembros de la Unión Europea (Francia en el caso de Mónaco, e Italia en los casos de Ciudad del Vaticano y San Marino) a título de esta última. Estos acuerdos han sido renegociados con la Unión Europea, de manera que el 1 de enero de 2010 entró en vigor el nuevo acuerdo con Ciudad del Vaticano, el 1 de diciembre de 2011 con Mónaco y el 1 de agosto de 2012 con San Marino. En cuanto a Andorra, esta firmó un acuerdo monetario con la UE el 30 de junio de 2011, el cual entró en vigor el 1 de abril de 2012, pero no acuñó moneda hasta diciembre de 2014.
Montenegro y Kosovo también usan el euro, sin entrar en ningún acuerdo legal con la Unión Europea, en sustitución del marco alemán que usaban con anterioridad.
Las colectividades de ultramar francesas de San Pedro y Miquelón, San Bartolomé y las Tierras Australes y Antárticas Francesas, que no forman parte de la UE, también usan el euro en sustitución del franco francés que usaban con anterioridad.
Las Bases Soberanas de Acrotiri y Dhekelia, un territorio británico en la isla de Chipre, tenían como moneda oficial la libra chipriota antes del ingreso de Chipre en la eurozona en 2008, fecha en la que estas bases se convirtieron en el primer territorio británico en adoptar el euro.
Muchas de las monedas de otros países que estaban ligadas a las monedas europeas que desaparecieron al crearse el euro, pasaron a estar ligadas al euro. En concreto, el marco convertible y el lev búlgaro estaban ligados al marco alemán; el escudo caboverdiano estaba ligado al escudo portugués; el franco comorano, el franco CFA de África Central, el franco CFA y el franco CFP estaban ligado al franco francés. Todas estas monedas están ahora ligadas al euro.
La corona danesa se encuentra vinculada al euro dentro del mecanismo de tipos de cambio europeo.
El franco suizo también estuvo vinculado al euro entre 2011 y 2015.
Además, el dobra santotomense y el dírham marroquí también están ligados al euro.
El rublo bielorruso está vinculado a una cesta de monedas formada por el euro y otras monedas. Por otra parte, en Zimbabue, el euro es usado junto a otras monedas desde la desaparación del dólar zimbabuense.
El euro es ampliamente aceptado en Cabo Verde. En noviembre de 2004, durante una reunión en Portugal, el primer ministro de Cabo Verde consideró formalmente aceptar el euro como una de las monedas del país. También Timor Oriental continuó usando el escudo portugués como moneda de curso legal en 1999, cuando el escudo ya tenía un tipo de cambio irrevocable respecto al euro. Sin embargo, el dólar estadounidense fue más tarde introducido como la única moneda de curso legal.
Por lo tanto, dentro de la UE dos países tienen monedas vinculadas al euro: uno a través del mecanismo de tipos de cambio europeo (Dinamarca) y uno de manera fija (Bulgaria); mientras que fuera de la UE un total de 22 países y territorios tienen monedas vinculadas al euro: 15 países de África continental (Camerún, Chad, Gabón, Guinea Ecuatorial, la República Centroafricana, la República del Congo, Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea-Bisáu, Malí, Níger, Senegal, Togo y Marruecos), 3 países del África insular (Cabo Verde, Comoras y Santo Tomé y Príncipe), 1 país de los Balcanes (Bosnia-Herzegovina) y 3 territorios franceses del Pacífico (Nueva Caledonia, Polinesia Francesa y Wallis y Futuna).
En 1998, Cuba anunció que reemplazaría el dólar estadounidense por el euro como su moneda oficial a los efectos del comercio internacional. Desde diciembre de 2002, Corea del Norte hizo lo mismo. Desde entonces el euro también ha reemplazado al dólar en gran parte del mercado negro y en locales donde el dólar se usaba previamente. En 2006, Siria hizo lo mismo. Igualmente China y Rusia han transferido gran parte de sus reservas de divisas del dólar al euro.
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Suecia no tiene una salida formal de la unión monetaria (la tercera etapa de la UEM) y por lo tanto debe, al menos en teoría, adoptar el euro en algún momento. Sin embargo, el 14 de septiembre de 2003, un referéndum interno sobre su adopción la rechazó. El gobierno sueco ha argumentado que tal línea de acción es posible debido a que uno de los requisitos para formar parte de la eurozona consiste en haber pertenecido previamente durante dos años al ERM. Eligiendo simplemente quedar fuera del mecanismo del tipo de cambio, el gobierno sueco tiene una salida formal de la adopción del euro. Los grandes partidos suecos siguen creyendo que la adopción del euro sería de interés para la nación.
El Reino Unido no tiene planes actualmente para adoptar el euro. Euroescépticos británicos creen que una única moneda es meramente un paso para la formación de un superestado europeo unificado y que suprimir la capacidad británica de determinar sus propias tasas de interés tendría efectos dramáticos en su economía. La opinión contraria es que debido a que las exportaciones intraeuropeas representan el 60 % del total de las británicas, se reduce el riesgo producido por las tasas de cambio. Un interesante paralelismo pueden ser las discusiones del siglo XIX concernientes a que el Reino Unido se uniera a la Unión Monetaria Latina. El gobierno británico ha establecido cinco pruebas económicas que deben ser pasadas antes de que pueda recomendar la adopción del euro. Asesoró estas pruebas en octubre de 1997 y junio de 2003 y decidió en ambas ocasiones que no todas habían sido aprobadas. Los tres principales partidos políticos británicos han prometido convocar a un referéndum antes de unirse al euro y las encuestas muestran continuamente una oposición a unirse al mismo por parte de la mayoría del pueblo.
Dinamarca negoció un número de cláusulas de salida del Tratado de la Unión Europea después de que fuera rechazado en un primer referéndum (a saber, Dinamarca obtuvo una salida de defensa conjunta, moneda común, cooperación judicial y ciudadanía europea). El tratado modificado fue aceptado en otro referéndum un año después del primero. En 2000, otro referéndum fue llevado a cabo en Dinamarca sobre el euro; una vez más, la población decidió por el momento permanecer fuera de la eurozona. Sin embargo, políticos daneses han sugerido que puede reabrirse el debate sobre la abolición de las cuatro cláusulas de salida en los próximos años. Además, Dinamarca ha ligado su corona al euro (1 € = 7,46038 DKK ± 2,25%) algo que Suecia no ha hecho.
Los 10 miembros que se adhirieron en 2004 a la UE tienen como requerimiento, por los tratados que les permitieron ingresar, acabar adoptando el euro en un futuro. Eslovenia, Chipre, Malta, Eslovaquia, Estonia, Letonia y Lituania ya lo han adoptado. Se establecieron unas fechas en que estos estados debían ir cumpliendo la tercera etapa de la Unión Económica y Monetaria de la UE: 1 de enero de 2007 para Eslovenia, Lituania y Estonia; 1 de enero de 2008 para Chipre y Malta; 2008 para Letonia; 2009 para Eslovaquia; 2010 o más tarde para República Checa, Polonia y Hungría. La realidad está siendo distinta: como ya se ha indicado, en 2007 solo Eslovenia adoptó el euro, en 2008 Chipre y Malta, en 2009 Eslovaquia, en 2011 Estonia, en 2014 Letonia y en 2015 Lituania.
Los nuevos estados que se han ido incorporando a la Unión Europea desde 2004 también están obligados a adoptar el euro en el futuro. Por lo tanto, Rumania y Bulgaria, que ingresaron en la Unión Europea en 2007, deberán adoptarlo. Croacia, que ingresó el 1 de julio de 2013, también.
Las siguientes fechas son estimaciones que pueden variar en función de la evolución económica y política de cada país y de la propia eurozona. Ninguna fecha es definitiva hasta que las instituciones comunitarias den su visto bueno:
Bulgaria: 1 de enero de 2020, como pronto (estimación).
Polonia: 1 de enero de 2020, como pronto (estimación).
República Checa: 1 de enero de 2020, como pronto (estimación).
Rumania: 1 de enero de 2020, como pronto (estimación).
Croacia: Sin fecha estimada, pero debe adoptar el euro.
Hungría: Sin fecha estimada, pero debe adoptar el euro.
Suecia: Sin fecha estimada, pero debe adoptar el euro.
Dinamarca: Tiene una cláusula de exclusión.
Reino Unido: Tiene una cláusula de exclusión.
La introducción de una única moneda para muchos estados separados presenta un número de ventajas y desventajas para las naciones participantes. Las opiniones difieren según los efectos del euro hasta el momento, ya que muchos de ellos llevarán años en ser entendidos.
Uno de los beneficios más importantes del euro será la reducción de los riesgos provenientes del tipo de cambio, lo que hará más fácil la inversión a través de las fronteras. Los cambios en la relación entre monedas han conllevado habitualmente un riesgo para las compañías e individuos al invertir o incluso importar o exportar fuera de la zona de su propia moneda. Las ganancias pueden ser rápidamente eliminadas como resultado de las fluctuaciones de las tasas de cambio. Por lo tanto la mayoría de los inversores y de los importadores/exportadores tienen o bien que aceptar el riesgo o "cubrirse" teniendo varias opciones disponibles, resultando en mayores costes en el mercado financiero. Consecuentemente, es menos atractivo invertir fuera de la zona de la propia moneda. La eurozona incrementa en gran medida el área de inversión sin riesgo de tasa de cambio. Como la economía europea depende fuertemente de exportaciones intraeuropeas, los beneficios no pueden ser subestimados. Esto es particularmente importante para países cuyas monedas tradicionalmente tenían significativas fluctuaciones, como las naciones mediterráneas.
Uno de los principales beneficios es la eliminación de los costes asociados a las transacciones bancarias entre divisas, que previamente constituían un gasto tanto para los individuos como para las empresas cuando cambiaban de una moneda a otra. Es difícil cuantificar dicho coste, pero algunas fuentes lo cifran en aproximadamente un 0,5 % del PIB.
Se espera que la introducción del euro aporte una flexibilidad y liquidez a los mercados financieros de la que anteriormente carecía. Se espera igualmente un incremento en la competencia y la disponibilidad de productos financieros a través de la unión que reducirá sus costes para las empresas y posiblemente también para los consumidores individuales. Los costos asociados a la deuda pública también disminuirán.
Se espera igualmente que la mayor amplitud de los mercados financieros dé lugar a un incremento de la capitalización e inversión bursátil. Todo ello favorece las concentraciones empresariales transnacionales dentro de la zona euro, facilitando la aparición de instituciones financieras y de negocios mayores y más competitivos.
La creación de la moneda única ha supuesto una serie de desventajas para muchos países que en el pasado ajustaban el valor de su moneda a las distintas situaciones económicas reinantes. Así, la devaluación de la moneda se convertía en una herramienta eficaz para estimular la competitividad de bienes y servicios producidos en un país dado. La imposibilidad de realizar estas devaluaciones se ha relacionado con la persistencia de la crisis en los países del sur de Europa, e igualmente se ha especulado con las bondades que el abandono del euro y la recuperación del dracma, con la consiguiente recuperación de autonomía monetaria, podrían tener para Grecia.
Desde 2009, a raíz de la crisis financiera internacional, se especula con la posibilidad de que un país pueda abandonar la moneda común.67 Tras la crisis financiera griega y la posterior crisis de la deuda soberana europea, dicha posibilidad aumentó, especialmente en el caso de Grecia.
A pesar de la crisis del euro iniciada a principios de 2010, el euro se revalorizó en 2013 frente al resto de las monedas, convirtiéndose así en la divisa más fuerte. Ganó un 2,2 % respecto de la libra esterlina, un 4 % frente al dólar estadounidense y un 21 % respecto del yen japonés.70
El euro representa una alternativa al dólar estadounidense por distintas razones:
Motivos económicos: el euro empezó a cotizar el 4 de enero de 1999 al precio de 1,1789 dólares estadounidenses (USD). El 27 de enero de 2000 perdió la paridad respecto a dicha moneda por primera vez en su historia que volvió a superar el 22 de febrero de 2000. El 1 de enero de 2002, primer día de circulación de la nueva moneda europea, 1 euro se cambió por 0,9038 dólares. El 15 de julio de 2008 el euro alcanzó una cotización con respecto al dólar de 1,5990 $ , el máximo valor de cambio desde su introducción. Por otro lado, en diciembre de 2006 desplazó al dólar como moneda más usada para pago en efectivo. Ese mes, circulaban por el mundo unos 614 000 millones de euros, mientras que los dólares totalizaban 588 000 millones en euros. Además, hay que tener en cuenta que el euro es la moneda de la primera potencia económica mundial y que la economía europea está más saneada que la estadounidense, lo cual hace que sea una moneda más segura y fuerte que el dólar estadounidense. Sin embargo, tras el rechazo en referéndum de Francia y Países Bajos a la Constitución Europea y la incertidumbre, por tanto, generada respecto al futuro de la Unión, el euro frenó en su auge y se depreció (aunque manteniéndose superior al dólar); estado del que posteriormente se recuperó. En los últimos años, debido a la crisis de la deuda soberana europea, se han producido altibajos en su cambio respecto al dólar. A fecha del 29 de agosto de 2017, el euro está cotizado a precio de Expresión errónea: palabra «de» desconocida $.
Motivos políticos: algunos estados favorecen el uso del euro, perjudicando al dólar, por estar en desacuerdo con la política que toma los Estados Unidos en temas como la economía o la diplomacia internacional y lo cual, en muchos casos, no significa tener una postura pro-europea, sino una postura anti-estadounidense. Algunos ejemplos son Cuba, Irak o Corea del Norte. Cuba prohibió que el dólar estadounidense se usase en su territorio a partir del 8 de noviembre de 2004 y todo dólar que ingrese a Cuba deberá ser cambiado a Peso cubano convertible, con un gravamen del 10 %, gravamen que no tiene el euro, ni otras monedas, como el franco suizo.71 Respecto a Irak, antes de que fuese invadido por Estados Unidos, cambió los dólares por euros, algunos sectores sociales veían en este cambio uno de los motivos por los cuales George W. Bush estaba interesado en intervenir en Irak, y así reinstaurar el dólar estadounidense en ese estado árabe y evitar que la OPEP se cambiase al euro, hecho que tendría consecuencias nefastas para la economía estadounidense, además de poner fin a la hegemonía del dólar.
Existe una interpretación sobre la política monetaria del BCE, según una opinión muy extendida entre los habitantes de la zona euro que plantea la hipótesis de que la implantación del euro como moneda única de la Unión Europea ha provocado un aumento de la inflación, especialmente en las capas de rentas medias y bajas muy superior al registrado por los índices de inflación oficiales publicados por los estados miembros. Esta percepción ha sido objeto de algunos estudios sociológicos importantes. Según estos mismos estudios, la gente comenzó a percibir este aumento poco después de la desaparición del periodo de doble circulación del euro con las monedas nacionales, y perdura hasta nuestros días.
Del grado de extensión de este estado de opinión dan cuenta las numerosas entradas que pueden encontrarse en el buscador Google introduciendo los términos "inflación oculta" + euro (36 el 17 de octubre de 2007) e "inflación encubierta + euro" (229) y los equivalentes en otros idiomas como "inflation caché" y "covert" o "hidden" inflation. Buena muestra de ello son la cantidad de intervenciones que existen en los blogs sobre este tema particular. Existen algunos reportajes periodísticos que recogen esta inquietud de algunos ciudadanos de la zona euro. Muchas asociaciones de consumidores defienden esta idea. Un ejemplo es el portavoz de la asociación de consumidores de España (UCE-UCA).
También existe la opinión, e incluso multitud de análisis aparecidos en importantes reuniones y publicaciones académicas, de que los índices macroeconómicos son sistemáticamente manipulados por los gobiernos con el fin de no perder popularidad, y esto podría facilitar la aparición de ciclos políticos de presupuesto en el área euro, o hacer que la población acepte medidas que de conocer su alcance con absoluta transparencia serían impopulares. Por otra se reprocha a que no se atendió con suficiente eficacia al "efecto psicológico" del cambio de moneda sobre los precios, subestimando este de manera que se impidió la correcta discriminación de los mismos.
Así, puesto que la actualización de los salarios se realiza en base al IPC, que según los opinantes está manipulado para dar una cifra inferior a la real, el resultado, según esta opinión, fue una transferencia neta entre los estratos más pobres hacia los más ricos, por lo cual se especula que se permitió que el efecto tuviera lugar, o al menos se trata de encubrir mediante presiones a los medios de comunicación para que no se discuta el tema, o se desacredite a quien lo haga. El analista financiero Jim Puplava, en un artículo reciente admite que existe a nivel mundial, por parte de todos los gobiernos (Él analiza en especial al de Estados Unidos) una situación en la que intencionadamente se crea una "manipulación estadística que tenía como objetivo controlar el déficit gubernamental y crear una ilusión diseñada para calmar a los mercados y distraerlos de una realidad donde la inflación crece”
En cuanto a la percepción de los ciudadanos, en el ejemplo de España, existe la creencia de que en los consumos más básicos, de los productos con un coste de entre 1 y 10 euros, los precios establecidos después de la entrada en circulación del euro subieron hasta alcanzar el nivel de 100 pesetas=1 Euro, lo que supone algo más de un 66 % de inflación. En Alemania algunos autores aproximan estas cifras a un 50 %. En realidad, es posible, según estas opiniones, que la inflación subiera mucho más, si hiciéramos una composición real de la cesta de la compra y los gastos corrientes en las rentas medias. En Italia se ha creado una comisión especial que estudia la composición de los precios debido a que, según algunos, no deberían considerarse dentro del índice de inflación con el mismo peso a los bienes de consumo diario, que a los que suponen un desembolso a largo plazo. En especial, los partidarios de esta opinión señalan las siguientes razones:
Las rentas destinadas a la compra y adquisición de la vivienda han subido debido a un alza de más de dos dígitos en el precio de las mismas algunos trimestres, y cifras cercanas al 10 % la mayoría de ellos.
Los carburantes han tenido un alza mínima de más del 4 % anual.
La alimentación general ha subido un 100 % en muchos alimentos básicos en los seis años siguientes a la introducción del euro.
La hostelería y el ocio (un capítulo importante del gasto familiar en España) ha efectuado subidas de precios muy superiores a la equivalencia antes señalada.
Parece que sólo se ha contenido la subida de artículos relacionados con la electrónica y la automoción.
Como consecuencia de esta percepción, según los que así opinan, podría estar produciéndose un descenso del espíritu europeísta de la población de la UE, y tal vez ser responsable del rechazo de Francia y los Países Bajos a la constitución europea en referéndum. El asunto abre un debate sobre la transparencia y la legitimidad de las decisiones del consejo europeo en políticas macroeconómicas y otras políticas, y la falta de control ciudadano sobre los órganos de poder de la Unión. Algunos autores como Sandell piensan que la percepción de la existencia de una inflación encubierta debida al euro puede estar detrás de la negativa de Suecia y otros países a adoptar el Euro como moneda
Debido a la polémica sobre el nivel de inflación, se ha activado en Italia una "comisión de estudio para el cálculo de los índices de los precios", compuesta por profesores universitarios, expertos en estadística, representantes de los actores sociales (sindicatos y Confindustria) y representantes de las asociaciones de consumidores.
En la edición del diario El País del 31 de agosto de 2007 se recogen unas declaraciones del expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, en la universidad de verano de Medef (la principal patronal francesa, equivalente a la española CEOE), arremetiendo contra la política del BCE con declaraciones del estilo de que «negar la subida de precios tras la entrada del euro es “reírse de la gente”» y «decir que la entrada en vigor del euro no ha comportado un alza de precios es reírse del mundo», al mismo tiempo que reclama «que haya debate sobre el nivel de los tipos de interés».
Algunos analistas, como Rickard Sandell, opinan que la llamada "inflación encubierta del euro" es un mito. Si bien fijándose en fuentes oficiales, como Eurostat, Sandell hace referencia al hecho de que no todos los países de la unión europea han sufrido inflación. En concreto, ocho de los quince miembros de la UE tras la implantación del euro mostraron un moderado descenso de la inflación, y otros siete un moderado aumento. Tales datos le llevan a calificar la inflación encubierta de "mito".